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‘Tenet’, explicada: así funciona la física cuántica y la inversión temporal en la última película de Christopher Nolan

'Tenet', explicada: así funciona la física cuántica y la inversión temporal en la última película de Christopher Nolan

AVISO: Este artículo contiene, como es lógico, grandes spoilers del desarrollo de ‘Tenet’.

Si has salido del cine de ver ‘Tenet’ con cara de no haber entendido ni media, no te asustes. Tal y como contamos en nuestra crítica, la última película de Christopher Nolan no solo es inusualmente enrevesada, sino que parece estar especialmente orgullosa de ello. Personajes fríos, explicaciones de la trama que embrollan aún más lo que se está viendo en vez de aclararlo, entornos abstractos y casi ningún asidero emocional.

‘Tenet’ va a dar mucho que hablar en las próximas semanas, y para que no te pierdas ni una conversación, te explicamos con todo detalle los fundamentos que sostienen la enrevesada ciencia detrás de las maravillas visuales del film. Estas son las soluciones a los acertijos que plantea la última película de Christopher Nolan.

Qué sucede en ‘Tenet’ y qué es la inversión temporal

Un espía sin nombre, al que llamaremos El Protagonista (John David Washington), es requerido por una organización misteriosa vinculada al término “Tenet” para que ayude a detener un inminente desastre global, ayudado por un compañero que parece estar más al tanto de lo que sucede, Neil (Robert Pattison). En principio, “Tenet” es una palabra sin significado en la que tienen que creer aunque no la entiendan, una creencia en lo que el Protagonista hace sin necesidad de conocer los hechos pormenorizados que motivan sus actos. Empezamos a pensar en mecánicas cuánticas y en el contraintuitivo gato de Schrödinger.

La clave temática (y visual) de la película está en la inversión temporal: el tiempo puede correr hacia atrás, pero solo lo hacen objetos específicos que hayan sido manipulados para que lo hagan. La cuestión es qué sucede cuando algo que corre hacia atrás se cruza en el mismo espacio con objetos o personas que siguen el discurrir tradicional del tiempo. Pues por ejemplo, que las balas son disparadas desde su lugar de impacto hacia el cañón de una pistola, o que alguien (o algo, como un vehículo) que anda hacia atrás puede cruzarse con alguien que anda hacia adelante. O un objeto que está en una mesa vuelve a la mano que lo soltó. Pero ojo, primero hay que soltarlo: intuitivamente deduciéndolo de las mecánicas de causa y efecto, el dueño de la mano tiene que saber qué va a suceder después.

Dicho de otra forma algo más confusa: causa y efecto están invertidos, pero siguen existiendo en este universo, lo que impide que haya paradojas. El efecto del objeto apoyado en la mesa existe, pero aún no ha acontecido la causa (alguien lo ha soltado): la persona que lo sujeta, o por ejemplo, que ha disparado la pistola, debe recordar haberlo hecho, aunque aún no haya sucedido. Por eso las armas invertidas son tan peligrosas: tal y como informan al protagonista cuando le explican la idea del tiempo invertido, estas armas “pueden afectar a nuestro pasado”. O dicho de otro modo, usando terminología de la película, “lo que sucede ha sucedido”

El problema de la entropía

Por supuesto, esto puede complicarse. Mucho. El propio Nolan lo explica en las notas de producción con las que Warner acompañó al estreno: “Todas las leyes de la física son simétricas: pueden discurrir hacia adelante o hacia atrás en el tiempo, y seguir cumpliéndose… salvo por la entropía”. En términos generales, la entropía es la medida del desorden de un sistema: una masa con las moléculas dispuestas de forma ordenada tiene menor entropía que una sustancia de composición más caótica. En ‘Tenet’, la entropía hace referencia a la transferencia de energía que se efectúa cuando algo se deteriora. Es decir, cómo generamos energía con el simple paso del tiempo, que usualmente percibimos como una degeneración, pero que en términos físicos es una mera transferencia de energía.

Nolan deja claro que “nunca hemos tenido intención de que ‘Tenet’ sea científicamente precisa. Pero está basada, a grandes rasgos, en conceptos auténticos”. Todo el apartado teórico de ‘Tenet’ se basa en la posibilidad de invertir el flujo de la entropía, y qué pasaría si se consigue. Hay que tener en cuenta que, según la segunda ley de la termodinámica, el tiempo transcurre y, con él, la entropía crece o permanece, pero nunca decrece. Por tanto, nuestra percepción del tiempo es en realidad nuestra observación de la entropía. Para aterrizar de forma coherente ese atrevido concepto, Nolan contó con la colaboración del físico teórico ganador de un Nobel Kip Thorne, que ya ayudó a dar coherencia y credibilidad a las ideas referentes al tiempo y a la visualización de diversos fenómenos cósmicos en ‘Interstellar‘. Thorne teorizó acerca de si revertir la entropía equivalía a revertir el tiempo.

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O más bien, a revertir el paso del tiempo en un objeto concreto. Es lo que hace que balas invertidas en el futuro lleguen hasta el presente. O incluso personas, que tienen que usar respiradores especiales porque el aire no pasa bien por unos pulmones invertidos (lo que también sirve a Nolan para ayudar al espectador a distinguir entre personajes que están siguiendo un discurrir del tiempo tradicional o hacia atrás). Es un efecto físico que acompaña a otros que se invierten de forma más tradicional: el aire opone resistencia a la espalda de quien avanza en una corriente de tiempo invertida, y el fuego se convierte en hielo al tocar la piel.

Esta manipulación de la entropía lleva a los personajes a inventar una forma de viajar al pasado: invierten su propio transcurrir temporal, se aíslan durante el periodo de tiempo que quieran retroceder (éste progresa, como es lógico, a la velocidad habitual, solo que en dirección contraria), y cuando han llegado al punto deseado vuelven a la corriente temporal convencional. Pero ojo, no han hecho retroceder el tiempo, como en ‘Regreso al futuro’, sino que se han hecho retroceder a sí mismos y a lo que llevan consigo. Como si hubieran navegado a contracorriente, por así decirlo.

Al llevar a cabo una acción de este tipo la persona se desdobla, como en un espejo, ya que la máquina que invierte el tiempo es una especie de puerta giratoria. Uno entra en una dirección a la vez que se ve salir a sí mismo avanzando en la dirección temporal contraria. Eso hace que, si viajas al pasado con el método anteriormente expuesto, cuando vuelves a incorporarte a la corriente temporal no invertida, hay dos como tú: el que ha seguido avanzando a partir del punto inicial, y el que ha empezado a moverse en ella misma después de un periodo de tiempo retrocediendo.

Esto es lo que nos lleva al concepto más atrevido de la película: el Movimiento de Pinza Temporal. Se trata de una estrategia militar en la que la mitad del equipo se mueve en una dirección temporal y la otra en la inversa. El equipo que se mueve hacia atrás puede avisar al otro de lo que va a suceder en el futuro. Una pirueta que la película demuestra que es más fácil de visualizar que de explicar, ya que en el breafing que reciben los personajes sobre el tema cuesta entender todos los pormenores de la cuestión… hasta que se pone en marcha.

Tenet Nolan

Lo que también conduce a las paradojas, que la película no resuelve, porque lo cierto es que no tienen solución: ¿hay libre albedrío en este mundo donde el presente viene casi dictaminado por lo que haremos en el futuro… condicionado por el presente, sin rupturas posibles de esa lógica? También el movimiento de pinza temporal presenta también algunas dudas lógicas, derivadas del cruce entre dos líneas temporales que se retroalimentan entre sí.

La película de Nolan plantea tantas preguntas como posibles respuestas. Su negativa a entrar en detalles (como ya hacía en ‘Origen’ o ‘Memento’, por otra parte) sobre la mecánica íntima de los procesos antinaturales que describe le salvan de verse obligado a tener demasiado en cuenta la verosimilitud científica. Pero que la haya contemplado a la hora de plantear la base argumental del film hace doblemente fascinante su propuesta.


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‘Tenet’, explicada: así funciona la física cuántica y la inversión temporal en la última película de Christopher Nolan

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Xataka

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John Tones

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