Tecnología

He comprado mucha tecnología este año, pero el producto que más me ha sorprendido ha sido una yogurtera

He comprado mucha tecnología este año, pero el producto que más me ha sorprendido ha sido una yogurtera

Para mí 2020 no ha sido el año del 5G o de los móviles con pantalla plegable, pero sí podría haber sido el año de la yogurtera. Con toda la tecnología que he comprado y probado en estos últimos meses, la sorpresa ha venido de un producto sencillo y eficiente como pocos.

Lo curioso es que la yogurtera no es un invento reciente, y de hecho ya hubo una en casa cuando era pequeño. Las yogurteras están viviendo una segunda juventud actualmente y si sois fans del yogur atentos, porque igual no hay vuelta atrás.


Soy cero cocinillas y hago yogur

Seguro que muchos tenéis ese mismo recuerdo: ese cacharro voluminoso que vuestra madre usaba con más o menos frecuencia y gracias al cual teníais unos simpáticos tarritos de cristal con yogur casero preparado de la noche a la mañana.

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En mi casa hubo una de estas, pero se usó poco. Apenas sí tengo recuerdo de probar esos yogures caseros, y cuando mi mujer me propuso retomar la idea, la miré con bastante escepticismo. “Pues no sé”, le dije. “Yo creo que los yogures del súper son estupendos. La relación precio/prestaciones difícil de igualar, ¿no?”.

Aquel argumento más propio de análisis de smartphones o portátiles se cayó pronto por su propio peso. Las yogurteras son productos muy baratos -(este es el modelo que yo tengo, y sale por 35 euros)- y aunque te obligan a hacer el esfuerzo de “fabricar yogur”, el proceso es mucho más simple de lo que podría pensarse.

De hecho preparar yogur en una yogurtera es un proceso de 4 pasos y unos 5 minutos. Hasta para alguien como yo, poco cocinillas, lo de completar el proceso es realmente sencillo. Básicamente

  1. En una jarra echas un litro de leche (mejor entera) y un yogur (natural, por ejemplo).
  2. Echas también azúcar al gusto. En mi yogurtera hay siete tarros, así que hecho siete cucharadas de azúcar. Hay quien echa también leche en polvo para añadir más textura, pero a nosotros no nos convenció esa opción.
  3. Revuelvo el contenido de la jarra y lo echo en los tarros, ya colocados en la yogurtera (sin que se toquen).
  4. Cierro la tapa de la yogurtera, la enciendo por la noche (a eso de las 11 de la noche) y dejo que la naturaleza siga su curso (sin tocar la yogurtera para nada).

Listo. Lo de encender la yogurtera a las 11 de la noche es importante porque el proceso que hace que esa mezcla se convierta en yogur tarda (en nuestro caso) nueve horas.

Acortar o alargar ese tiempo modifica la acidez, y por eso la “tecnología punta” de mi yogurtera dispone de un pequeño marcador en el que “anotas” la hora a la que la pusiste para poder llevar la cuenta, así que toca ponerse una alarma para que el proceso salga bien. Hay también modelos con temporizador que se apagan solos y quizás hubiese sido una buena idea elegir uno viendo que la yogurtera nos ha convencido totalmente.

¿El resultado? Fantástico. Los yogures caseros salen con una textura estupenda y un sabor igual de estupendo que luego puedes “personalizar” añadiendo más o menos azúcar en esa receta básica.

yogurtera Nuestros compañeros de Directo al paladar nos enseñan también a hacer yogur sin la necesidad de yogurtera. Uf, quita, quita.

A partir de ahí, por supuesto, puedes hacer (casi) de todo, desde yogures bio, griegos, yogures para personas con intolerancia a la lactosa a yogures especiales en los que incorporar otros ingredientes como frutas o chocolate, por ejemplo. Las posibilidades son estupendas, y basta experimentar un poco para lograr resultados sorprendentes (aunque alguno pueda salir rana, claro).

Hay una ventaja más que se suma a esa experiencia. De hecho esa fue una de las razones por las que al menos en nuestra casa acabamos comprando una yogurtera: evitar usar tanto plástico. En mi familia siempre hemos sido muy fans del yogur, así que aunque somos muy diligentes y reciclamos plástico constantemente, los envases de yogures hacían que cada tres por cuatro generásemos una nueva bolsa de basura de plásticos para llevar al contenedor.

La yogurtera ha hecho que todo eso desaparezca: seguimos reciclando bastante plástico, sí, pero evitar el consumo de yogur en envases tradicionales ha hecho que la cantidad de residuos de plástico que generamos sea bastante menor. Obviamente hay una contrapartida: al usar un litro de leche por “lote” de yogures acabamos incrementando el consumo de bricks de leche.

Un pequeño apunte más: esta yogurtera viene con 14 tarros, un detalle estupendo porque puedes seguir haciendo otra ronda de yogures mientras te vas tomando los que ya están preparados y que conservas en la nevera. No tienes que esperar a comerte todos los que habías hecho en la ronda anterior, algo que es otro punto a favor en el modelo que compramos en casa.

Una relación precio/prestaciones rica, rica

Lo normal es que a la hora de considerar una compra así uno ponga en la balanza no solo el coste de la yogurtera, sino el de los ingredientes que tiene que usar cada vez y la energía que se utiliza para producir esos yogures. ¿Sale más barato esto que comprar yogures en el súper?

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No he realizado un estudio detallado, pero sí lo han hecho otros como este blog en el que el caso estudiado es similar. En su caso había tres personas en casa con un consumo de unos 10 yogures a la semana. Contando con que esa cifra se mantiene todas las semanas, se consumirían 520 yogures, y como compran yogures de marca blanca del supermercado, la unidad salía aproximadamente a 0,33 euros. En resumen: el gasto en yogures es de 173 euros al año para esa familia.

En nuestro caso el gasto sería aproximadamente el mismo, porque aunque no comemos todos la misma cantidad de yogures, lo cierto es que no había compra en la que no llenáramos el carro con una buena reserva de yogures. La cifra parece coherente, desde luego, y lo es más cuando se tiene en cuenta que en cada uno de esos yogures hay azúcares añadidos que queramos o no acaban también afectando al consumo de esa (estupenda, pero algo peligrosa) sustancia.

Como en su caso, nuestra yogurtera necesita un litro de leche, un yogur y un poco de azúcar para un “lote” de 7 tarrinas de 160 ml, es decir, 1,12 l de yogur en cada proceso de producción. El coste total de los ingredientes y de la energía usada era de 94 euros al año en su caso, en el que se usaba una yogurtera de 13 W. En mi caso la yogurtera es de 20 W y por lo tanto el coste sería mayor, pero probablemente seguiría siendo inferior a esos 173 euros.

Aunque no he hecho las cuentas, en esa experiencia el primer año -el que compras la yogurtera- ya hay ahorro, pero en el resto -ya sin el coste de la yogurtera- la cosa sale aún mejor. Evidentemente consumimos bricks de leche aunque dejamos de consumir el plástico de los yogures, pero a priori parece mucho más razonable pensar que esos bricks no son tan perjudiciales para el medio ambiente como los envases de los yogures.

Las cuentas parecen salir, pero más allá de eso, la experiencia desde luego nos ha conquistado en casa. De hecho la yogurtera, insisto, se ha convertido en la pequeña revolución tecnológica de este 2020 en nuestro hogar. Qué cosas.


La noticia

He comprado mucha tecnología este año, pero el producto que más me ha sorprendido ha sido una yogurtera

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Pastor

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