El misil DF-17 es la gran esperanza militar de China para los próximos años: hipersónico, “asesino de portaviones” y muy difícil de interceptar
Día 1 de octubre de 2019, Desfile del Ejército Popular de Liberación, Pekín. Al son de la marcha militar “Torrente de Acero“, aparecieron frente a la tribuna de autoridades los inmensos camiones de 10 ruedas que transportaban al DF-17 ‘Viento del Este’, el gran misil en el que China tiene puestas todas sus esperanzas para derrotar a Estados Unidos. Veamos porqué.
Las duras reformas impuestas por Deng Xiaoping a mediados de los años 70 empiezan a dar sus frutos en pleno siglo XXI, y China empieza a hacerle sombra a Estados Unidos.
Ya lo decía Tucídides tácitamente al narrar la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, las dos potencias de su época: cuando hay una potencia hegemónica y aparece una potencia emergente, las posibilidades de guerra se disparan. Eso es exactamente lo que está sucediendo.
No se trata de que vaya a estallar una guerra, se trata de jugar con esa posibilidad a la hora de negociar: no es lo mismo imponer sanciones comerciales a una China militarmente débil, que hacerlo a una China capaz de barrer a la U.S. Navy del Océano Pacífico.
El poder militar es la frontera de acero que delimita el poder negociador de ambas partes. Esta frontera de acero estaba monopolizada por Estados Unidos, especialmente gracias a su Armada, que a su vez basa su poder en las flotas de portaaviones.
Un solo portaaviones nuclear no necesita repostar combustible en 10 años, lleva casi un centenar de aeronaves, transporta a miles de marineros y está escoltado por varios destructores. Por ejemplo, un destructor Arleigh Burke como los que suelen escoltar a los portaaviones puede derribar fácilmente cualquier cosa que viaje a menos de 600 Km/h, y seguramente es capaz de lidiar con proyectiles que se muevan a más de 1.800 Km/h.
La capacidad antimisil de los buques estadounidenses ha llegado a ser tan alta, que ni siquiera los misiles supersónicos o los cazas lo tienen fácil para superar la defensa y hundir al buque. De hecho, los portaaviones están diseñados para soportar varios misilazos.
Ante este contexto, China necesita nuevos medios con los que equilibrar la balanza frente a las flotas de Estados Unidos. Esos nuevos medios tienen dos facetas: una pasa por la capacidad para detectar buques enemigos en el Mar de Filipinas. Esto se consigue a base de satélites encargados de fotografiar a toda velocidad vastas masas de agua buscando flotas enemigas. La otra faceta pasa por diseñar un misil capaz de sortear la defensa antimisil. Para suplir esta necesidad nació el DF-17.
Hipervelocidad y maniobralidad, las claves del DF-17
Para materializar al DF-17 existían dos grandes retos técnicos, a saber, la hipervelocidad y la maniobrabilidad.
La hipervelocidad implica superar, como mínimo, 7-8 veces la velocidad del sonido, para dificultar que la defensa antimisil enemiga y sus misiles interceptores puedan derribarte. Por su parte, la maniobrabilidad implica que no sigues una trayectoria balística predecible, sino que puedes alterar el rumbo en pleno vuelo.
Si combinamos hipervelocidad con maniobrabilidad, significa que ahora el misil se desplaza a una velocidad enorme y encima varía el rumbo, por lo que es sumamente difícil calcular un punto de intercepción. Hasta hacía unos años, un misil podía ser, o muy veloz o muy maniobrero, pero ambas cualidades a la vez eran imposibles.
Imaginaros los retos que supone aunar hipervelocidad y maniobrabilidad desde el punto de vista de la ingeniería de materiales, y del diseño aeronáutico… ¡Necesitas un arma capaz de soportar una fricción brutal con el aire y a la vez que pueda maniobrar dentro de este!
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, para poder disparar al DF-17 desde China y acertar a un portaaviones en el Mar de Filipinas necesitas mucho alcance, así que el ‘Viento del Este’ puede recorrer entre 1.800 y 2.500 Km hasta su blanco.
¿Cómo funciona exactamente el DF-17?
El camión-erector pone al misil en una posición de 90º y se empiezan a preparar el lanzamiento. Mientras, los tripulantes desde su cabina introducen los datos de vuelo desde un ordenador, hacen todas las comprobaciones y piden los últimos permisos. A continuación, el misil se propulsa hasta llegar a algún punto en lo alto de la atmósfera.
Una vez en lo alto de la atmósfera del cuerpo del misil se desprende el “planeador hipersónico”, la clave del DF-17.
El planeador es eso, una aeronave sin propulsión que aprovecha su inercia y la gravedad de la tierra para superar entre 5 y 10 veces la velocidad del sonido. En cuanto el misil se desprende en lo alto de la atmósfera el planeador sigue una ruta no-balística que le permite aumentar su velocidad y en última instancia caer como un rayo sobre un buque enemigo.
Lo innovador de todo esto está en el planeador, y es que hasta ahora los misiles con estos alcances normalmente eran balísticos, esto es, hacían una gran parábola cuasibalística (no era 100% perfecta) relativamente predecible y a toda velocidad.
Para que os hagáis una idea, una trayectoria balística es como la de una bala, o sea, una parábola más o menos achatada, es decir, que el misil apenas maniobra, simplemente decide cuanta energía usar para obtener la parábola perfecta que le permita caer sobre el blanco.
El problema de este tipo de misiles era que podían ser derribados, ya que los potentes radares y ordenadores estadounidenses tenían capacidad para calcular la parábola exacta y lanzar un misil interceptor.
En cuanto al matiz de “cuasibalístico” y no completamente “balístico”, implica que es muy difícil conseguir una parábola perfecta, y que algunos misiles sí son capaces de variar mínimamente su parábola para dificultar su intercepción, de ahí que no sean 100% balísticos.
Lo importante de todo esto es que el desafío de diseñar misiles hipersónicos ha sido superado por primera vez en la historia por China con el DF-17, y solo en 2019 Rusia ha podido emular su éxito, si bien no está claro hasta que punto el misil ruso Avangard estará operativo. Por su parte, Estados Unidos aún tardará unos años en construir armas de este tipo.
En caso de guerra, la estrategia de China pasa por lanzar andanadas inmensas de misiles contra todas las bases y las flotas de Estados Unidos ubicadas entre Pearl Harbour y China, y no cabe ninguna duda de que el misil “Viento del Este” será la “bala de plata” reservada para destrozar a los principales buques de la U.S. Navy.
El DF-17 es un paso importante en la competición tecnológica, militar y política entre las dos grandes potencias del siglo XXI, China y Estados Unidos.
Foto | Dylan McCord
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La noticia
El misil DF-17 es la gran esperanza militar de China para los próximos años: hipersónico, “asesino de portaviones” y muy difícil de interceptar
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Yago Rodríguez
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