Tengo una nevera conectada desde hace un año y y para esto me ha servido
Si ‘Regreso al futuro‘ es responsable de mis altas expectativas en cuanto a vehículos y zapatillas, el Ultra House 3000 del episodio de La casa-árbol del terror XII (spoiler: sale mal) Los Simpson tiene la culpa de que la domótica actual me sepa a poco. Y eso que hemos visto proyectos espectaculares. Dentro de esos electrodomésticos smart a los que se les vislumbra un enorme potencial se encuentran las neveras conectadas.
No, no son tan populares como las bombillas o los enchufes, pero hay quien ya ha dado el paso y se ha comprado una. ¿Qué se puede hacer con una nevera conectada en la actualidad? Hemos hablado con dos personas poseedoras de una para averiguarlo.
Por qué una nevera conectada
Para comprarse una nevera conectada ahora mismo hace falta ser un amante de la tecnología, un early adopter de manual. Y es que ni hay tantas alternativas como sucede con las bombillas inteligentes ni son relativamente asequibles como los enchufes inteligentes. Por no tener, la mayoría ni siquiera tiene claro para qué sirven.
Precisamente nuestros entrevistados encajan en ese perfil que hemos trazado. César Muela y Arantxa Herranz trabajan en Xataka, por lo que es innegable que están al día en la actualidad tecnológica y las novedades del mercado. No obstante, sus neveras conectadas llegaron a sus hogares por cauces ajenos a su trabajo. No era un análisis, sino una decisión meditada en la personal. ¿Qué les indujo a comprar una nevera conectada?
Lo de Arantxa Herranz fue una decisión tras una tragedia que puede pasarle a cualquiera y ante el que estamos desprovistos si contamos con frigoríficos tontos: “tomamos la decisión después de haber vuelto de unas vacaciones y habernos encontrado con la nevera desconectada por un fallo en la tensión eléctrica. Toda la comida que estaba guardada, tanto en la nevera como en el congelador, se echó completamente a perder. Debió ser al inicio de las vacaciones, porque fue imposible quitar el mal olor que dejó la comida. Entre eso y que la nevera estaba un poco rota, decidimos cambiarla.”
En un principio no se plantearon que fuera conectada, fue el vendedor el que dio con la tecla. “Al preguntar la diferencia de precio entre dos modelos iguales, el vendedor nos dio donde más dolía: te permite saber de manera remota si se ha apagado, ha perdido temperatura o tiene cualquier otro problema. Y por eso nos decidimos a comprar la LG GBB530PZCPS”
La familia Herranz ya tiene un protocolo para que esto no vuelva a suceder: “en caso de fallo en la tensión eléctrica durante unas vacaciones, nos pudiera avisar mediante una alarma al teléfono móvil. Y si eso sucede, no van a volverse por un apagón, “pediríamos al conserje o algún vecino que entrara en la casa para dar de alta otra vez la corriente eléctrica”
La decisión de César Muela fue tomada sin necesidad de dramas: “Cuando compré mi actual piso tenía claro que quería domotizar desde el principio, pero sin volverme loco. La puerta de entrada fueron los altavoces inteligentes y poco a poco fui comprando bombillas, enchufes inteligentes, etc.”
Pero una cosa es invertir en bombillas y otra hacerlo a lo grande: “Me parecía útil sobre el papel que una nevera tuviese WiFi. Me gusta probar tecnologías incipientes y creo que soy perfil de early adopter, siempre y cuando ya esté demostrado que esa tecnología sirve para algo.”
Eligiendo una nevera conectada… o no
Ni para César ni para Arantxa que su nevera fuera conectada era un factor determinante, de hecho Muela explica que “el WiFi era un añadido que me parecía interesante, pero si no lo hubiera tenido, no habría pasado nada.”
Ambos coinciden en que una de las características esenciales fue la capacidad. Según Herranz: “Lo que miramos sobre todo fue la capacidad de la nevera en sí; el almacenamiento así como los diferentes estantes y compartimentos de almacenaje dentro de la nevera. También influyó la disponibilidad del modelo en concreto, ya que nos corría cierta prisa porque la nevera que se había estropeado desprendía muy mal olor.”
Los dos entrevistados coinciden asimismo en la importancia del consumo energético. Cesar explica que “la eficiencia energética A+++ es algo crucial para un aparato que está siempre enchufado y funcionando, además de la tecnología no frost. La guinda fue el boost o punto extra de frío que se le puede aplicar y que LG llama especial cervezas. Compré la LG GBB72SWDFN”
En cuanto a la conectividad, Arantxa destaca que “El que fuera una marca conocida como LG, que se pudiera gestionar fácilmente a través de cualquier dispositivo móvil Android también hizo que nos decantáramos finalmente por este modelo”
Y finalmente, no se trata de un dispositivo barato, por lo que mirar el precio nunca está de más. César tuvo suerte: “Encontré una oferta muy buena en una cadena especializada de esta nevera y no encontré ninguna otra de especificaciones similares a ese precio, así que no me lo pensé mucho.” Como ha explicado anteriormente Arantxa, la diferencia de precio entre la versión conectada y la no conectada estaba justificada para evitar que su disgusto vacacional se repitiese.
Qué esperabas de su conectividad
Que una nevera tenga una conexión a internet para comunicarse con nosotros vía aplicación o mediante un asistente de voz tiene un gran potencial, pero en la práctica dista mucho de la teoría. Arantxa es tajante: “Lo que esperaba básicamente era poder saber si tenía algún fallo en la toma eléctrica o si se quedaba sin suficiente temperatura para conservar los alimentos.” Pero la verdad sea dicha: hay potencial para mucho más.
César hizo sus deberes y se informó a conciencia antes de la compra:
“Simplemente se puede controlar la temperatura y los modos de enfriamiento desde el móvil, así como ejecutar lo que LG llama “smart diagnosis”, que evalúa si todo funciona correctamente en el aparato. Sí me llamó la atención que anunciaba un cajón “especial para cervezas” cuya temperatura pensaba que se podía regular independientemente del resto de la nevera. No es así. Es un cajón en el que puedes elegir entre carne, pescado o verdura y que regula la humedad y la temperatura, pero no sabes cuánto. “
Muela explica que “La marca era bastante clara con lo que se podía hacer con el WiFi y la aplicación de móvil SmartThinQ, con eso construí mis expectativas, y lo más útil que me pareció fue lo de poder controlar la temperatura, sobre todo poder manejar el boost en caso de que haya que enfriar algo rápido y no esté en casa.”
¿Cuánto usas su conectividad?
Arantxa y César reconocen que usan pocas veces la aplicación. Si bien César explica que “Creo que la tecnología brinda opciones, y tener la opción de poder controlar ciertas funciones desde mi móvil me parece muy útil. Quizá sea algo que uses dos o tres veces al año, pero será en esas veces cuando lo eches de menos si no tienes la opción de hacerlo.”
“Parece una chorrada lo de manejar la temperatura desde el móvil, pero durante estas vacaciones he estado fuera de casa y he variado la temperatura porque no tenía tanta cosa en la nevera. Otro día también lo utilicé para enfriar rápidamente varias botellas y refrescos con el modo de enfriamiento rápido que activé camino a casa desde el móvil. Es algo quizá menos sofisticado de lo que te esperas cuando te dicen frigorífico inteligente, pero bastante útil. Estoy muy contento.”
Buenas noticias en casa de los Herranz: no ha habido apagones este año. Arantxa tira de refranes para justificar su uso “solamente nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, así que esperamos que con esta prestación no nos tengamos que volver a arrepentir de haber dejado comida en la nevera durante unas vacaciones. No obstante, sí que es cierto que hemos comprobado durante las vacaciones que la nevera seguía funcionando correctamente. “
Según Herranz, comprar una nevera conectada “sí que ha merecido la pena porque la diferencia de precio no era muy alta y nunca sabes cuando realmente vas a poder utilizar este tipo de utilidades.”
Lo que más me gusta de mi nevera conectada
Arantxa destaca que “fue fácil conectarla a la red. Con los temas de domótica siempre te lo dibujan todo muy sencillo y luego te las ves y te las deseas para conectar e interconectar todos los dispositivos.”
Para César la condición de conectada es muy simple como para que haya partes que le gusten o disgusten: “Funciona bien en lo que ofrece y me parece que el hecho de poder ver en cualquier momento desde el móvil a qué temperatura está tu nevera da un extra de tranquilidad mental. Imagina que te vas de vacaciones a la playa y resulta que tu nevera se ha averiado. Sin la aplicación igual te llevas una sorpresa al volver a casa.” Que se lo digan a Arantxa.
…y lo que menos
Tanto uno como la otra están satisfechos con su electrodoméstico, pero ven más potencial a la conectividad del que actualmente hace su nevera. Esto es lo que le gustaría a César:
“Por pedir, me encantaría que próximas neveras sean capaces de dar más información: estado de carga (aunque sea algo que se vea abriendo la puerta), nivel de limpieza y también que sea capaz de hacer compras automatizadas cuando detecte que un producto se esté acabando. Esta última opción me parece la más futurista y compleja, pero es que es otro nivel que si te quedan pocos yogures la nevera fuese capaz de pedir más ella solita.”
Para Arantxa la cuestión del inventario también es deseable: “en un mundo ideal estaría bien que la nevera fuera lo suficientemente inteligente como para saber cuáles son los alimentos que más suelo utilizar y conservar en la nevera, cuánto me dura cada uno de ellos y que pudiera organizar incluso la lista de la compra para que yo pudiera luego chequearla y confirmar si realmente necesito lo que la nevera me está sugiriendo o no.”
Pero todo tiene un coste: ” No sé si en otros modelos estas opciones están disponibles y tampoco sé el precio que eso conlleva. De momento estoy satisfecha y no hay que eche especialmente en falta”
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La noticia
Tengo una nevera conectada desde hace un año y y para esto me ha servido
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Eva Rodríguez de Luis
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