‘Tenet’, crítica sin spoilers: el blockbuster más inclasificable del año viene firmado por un Christopher Nolan más ambicioso que nunca
Por encima de “compleja”, “sofisticada”, “solemne” o cualquiera de los adjetivos que se le suelen encasquetar a las películas de Nolan, quizás en esta ocasión el primero que acuda a la mente del espectador es “antipática”. Por momentos, da la impresión de que Nolan, un director no demasiado complaciente con las modas o los deseos del público, ha querido frustrar las expectativas y hacer la película menos atractiva de su carrera. Y sí, es compleja, sofisticada y solemne, a veces incluso pasándose de frenada (como siempre), pero por encima de todo, hay un sobrevolar las cabezas del público a mucha, mucha más altura de lo habitual.
‘Tenet’ tiene ante sí una presión desmedida: la de “salvar el cine” en un momento en el que las salas están recibiendo una estocada tras otra, y las plataformas de streaming y el cine doméstico, debido a las circunstancias, ganan enteros de cara al público. Me da la impresión de que ‘Tenet’ no va a ser ese mesías del cine, porque a diferencia de otras películas anteriores del director, a las que es tan fácil encontrar peros como reconocerles indiscutibles virtudes, hay que adentrarse en vericuetos narrativos y argumentales muy alambicados para dejarse querer por ella.
Y quizás esa sea su principal virtud: con un presupuesto colosal de más de 200 millones de dólares, Nolan ha firmado una película que no hace concesiones a su público, y que aunque tiene múltiples puntos de conexión con ‘Origen‘ (quizás la película de Nolan más obviamente vinculada en argumento y hasta estructura a esta), va mucho más allá en el nivel de exigencia al espectador. Y no porque la base argumental de la película sea compleja (que lo es), sino porque Nolan hace un esfuerzo extra para que la experiencia sea todo un desafío cerebral para el espectador.
En este caso, tenemos una historia de espías en la que, para no desvelar más de la cuenta, diremos que entran en juego secretos armamentísticos vinculados a la manipulación del tiempo. Nuestro Protagonista (John David Washington, la mayúscula no es una errata) es un agente de la CIA que se ve envuelto en una misión laberíntica en la que contará con la ayuda de otro agente que parece saber más de la cuenta (Robert Pattinson) y en la que intentarán acabar con los infaustos planes de un traficante de armamento ruso (Kenneth Brannagh).
Fría como un témpano
Pero hay más motivos por los que calificamos a ‘Tenet’ de antipática, y de nuevo la comparación con ‘Origen’ es pertinente: allí teníamos una historia clásica de atracos perfectos, con todos los recursos habituales del género (planes complejísimos que parece que salen mal, ladrones listísimos que van cuatro pasos por delante del espectador), una historia que hacía empatizar emocionalmente al espectador (y que tenía sentido dentro de los resortes argumentales de la película) y una serie de intérpretes accesibles y cercanos (DiCaprio, Gordon-Levitt, Page, Hardy).
Aquí, sin embargo, tenemos una historia que roza la abstracción y cuyos asideros genéricos (el cine de espías) no se adoptan con el cariño con el que ‘Origen’ se acercaba a las caper movies o, sin ir más lejos, ‘Interstellar‘ rendía homenaje a la ciencia-ficción planetaria o ‘Dunkerque‘ al cine bélico. Aquí los actores, empezando por Washington, se comportan a veces como robots sin sentimientos, y el ancla emocional de la película, el personaje de Elizabeth Debicki, también habla de su hijo en común con el villano cuando se acuerda, como si fueran elementos de humanidad que Nolan ha metido a posteriori en un guión que le había quedado demasiado frío.
La belleza agresiva pero indiscutible de los parajes planetarios de ‘Interstellar’, los artificiosos escenarios de ‘El prestigio‘ o los suntuosos palacios oníricos de ‘Origen’ están ausentes aquí también. De nuevo parece que Nolan ha hecho un esfuerzo consciente por ambientar su película en hangares, sótanos, trasteros y descampados, solo que en esta ocasión no hay justificación argumental para ello. La sensación para el espectador no es exactamente de impacto, sino más bien de desconcierto.
¿A ‘Tenet’ le va a costar encontrar su público mucho más de lo que le costó al resto de las películas de Nolan? Sin duda alguna.
¿Es ‘Tenet’ por todo ello una película desechable, un proyecto resuelto de cualquier manera? En absoluto. Primero, hay que hacer un esfuerzo muy consciente para esquivar desde el guión cualquier rincón reconfortante para el espectador, y para dirigir a todos los actores para que lean sus líneas bajo códigos que les hacen parecer androides. No hay accidentes aquí. ¿Que a ‘Tenet’ le va a costar encontrar su público mucho más de lo que le costó al resto de las películas de su director? Sin duda alguna.
Si el espectador es aficionado a la ciencia-ficción dura, sin duda encontrará múltiples alicientes en ‘Tenet’, todos ellos de tipo teórico. La idea que sustenta la acción, de viajes en el tiempo en dos direcciones (al futuro y al pasado, nada nuevo aquí, pero sí cómo lo plantea Nolan) tiene momentos indiscutiblemente brillantes: la persecución automovilística, todo lo que rodea a las máquinas que hacen posibles los viajes, el apabullante clímax… Nolan hace en varias ocasiones algo muy propio de las películas de viajes en el tiempo, que es contar la misma escena desde distintos puntos de vista, pero aquí con un originalísimo y estimulante giro que levanta la película hacia la sorpresa constante.
Nolan sigue a veces confundiendo el volumen con el ruido, y los devotos de sus, para mi gusto, horribles secuencias de tiroteos y persecuciones motorizadas en ‘Origen’ o la trilogía de Batman tendrán aquí sus buenas dosis de fanfarria orquestal fuera de sí y edición contraintuitiva. Es innegable como siempre, eso sí, su buen ojo para la espectacularidad y el colosalismo, que se despliega en una rarísima -y algo cómica- escena con catamaranes y en la impresionante traca final. Nada nuevo aquí: Nolan sigue teniendo la mirada de Nolan que encandila a fan y pone de uñas a detractores, pero por el camino, puede que se le caiga algún fan.
No lo voy a negar: he fantaseado durante la proyección de la película con la cara que se le debió quedar a algún directivo de Warner ante una película tan abiertamente anticomercial como ésta. No deja de ser significativo de lo raro que está siendo 2020 el hecho de que no sean Marvel ni DC ni Disney los responsables de catapultar la taquilla para salvar los muebles de un año infausto, sino que le haya tocado la tarea al blockbuster más radical e inclasificable que se ha visto en muchos años. Si hay algo que celebrar de ‘Tenet’, indiscutiblemente se trata de eso.
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‘Tenet’, crítica sin spoilers: el blockbuster más inclasificable del año viene firmado por un Christopher Nolan más ambicioso que nunca
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John Tones
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