Tecleamos más que nunca, y me pregunto si la mecanografía no debería ser una asignatura escolar más
Ya (casi) no escribimos. Mecanografiamos. No recuerdo la última vez que escribí a mano algo “largo”, y lo que sí hago todo el día por mi profesión es escribir delante del ordenador en un teclado QWERTY.
¿El problema? Que nadie me enseñó a hacerlo bien. Los años de práctica han hecho que escriba a una velocidad más o menos decente y casi nunca tengo que mirar el teclado, pero teniendo en cuenta cómo escribir a mano está cada vez más en desuso, ¿no deberíamos aprender todos mecanografía? ¿No debería ser la mecanografía una asignatura más impartida a los niños en el colegio?
En Finlandia los niños ya casi no aprenden a escribir a mano
La idea no es nueva. En 2014 los responsables de la educación en Finlandia decidieron que se acabó eso de aprender a escribir a mano. No más cuadernillos Rubio —o los que usen allí— ni más hojas repitiendo 100 veces la misma frase a lo Bart Simpson en una pizarra.
La idea de este organismo fue el de hacer que a partir del otoño de 2016 los niños ya no aprendieran a escribir caligrafía, sino que en lugar de eso aprenderían mecanografía. Minna Harmanen, del Consejo Nacional de Educación en ese país, destacaba que “un nivel fluido de mecanografía es importante para la competividad nacional”.
Antes había ocurrido lo mismo en 43 estados de los Estados Unidos, que habían abandonado la enseñanza obligatoria de la escritura a mano (conocida como “cursiva”) para pasar a un sistema en el que la mecanografía tomara el relevo.
La decisión, como señalaban entonces en The Telegraph, es controvertida, entre otras cosas porque haría que incluso alumnos de buen nivel podrían ser incapaces de leer un documento manuscrito.
El debate se avivaba recientemente con un estudio según el cual la escritura manual es mucho mejor que la escritura a máquina porque permite a los alumnos aprender y recordar mejor lo que han escrito. La profesora Audrey van der Meer de la NTNU (Norwegian University of Science and Technology) ya hizo un estudio al respecto en 2017, pero en este de 2020 ha corroborado esos mismos resultados.
Para ella “dado el desarrollo de los últimos años, nos arriesgamos a tener una o más generaciones que pierdan la capacidad de escribir a mano. Nuestra investigación y otras en este ámbito muestran que esta sería una consecuencia muy desafortunada“. Además Van der Meer recordaba cómo “algunas escuelas en Noruega se han vuelto totalmente digitales y han obviado la enseñanza de la escritura a mano. Las escuelas finlandesas están incluso más digitalizadas. Muy pocas escuelas [allí] ofrecen siquiera la enseñanza de escritura a mano”.
¿Qué tal enseñar ambas?
El estudio parece revelar la importancia de saber escribir a mano. Aunque es un proceso más lento, explicaba esta académica, “es importante para los niños ir a esa fase cansina de aprender a escribir a mano. Los intrincados movimientos y la forma de las letras son beneficiosas en varios sentidos […]. Escribir a mano requiere tener control fino de las habilidades motoras y de los sentidos. Usaría un teclado para escribir un ensayo, pero tomaría notas a mano durante una clase”, afirmaba Van der Meer.
Esa parece una conclusión estupenda para un estudio que parece confirmar que ambas disciplinas son válidas. Sería por tanto interesante que ambas tuvieran peso en la educación de los niños, y que la mecanografía fuera una asignatura al menos optativa para quienes quisieran aprovechar este tipo de formación.
Personalmente creo que sería una gran idea: durante el confinamiento he querido que mis dos hijos (8 y 10 años) comenzasen a aprender mecanografía con uno de los muchos servicios que existen para ello: conseguí que se involucrasen una semana.
Después aquello se hizo pesado para ellos y también para mí, y eso a pesar de que estos servicios están cada vez mejor adaptados a los niños con diversas técnicas de ludificación que hacen que aprender sea bastante divertido.
No lo suficiente, parece, y lo cierto es que se trata de una de esas actividades que se aprendan mucho mejor en un aula con un profesor que “te obliga” a aprender y hacer esos ejercicios repetitivos una y otra vez: hacerlos por ti mismo requiere fuerza de voluntad… y eso no es todo.
Para los que nunca hemos hecho uno de estos cursos —y hay unos cuantos la mar de originales— existe una barrera aún más importante: ya tecleamos “suficientemente bien” (o eso creemos), y por tanto un curso de mecanografía supone un reto doble que obliga a abandonar viejos vicios. Cambiar es difícil, sobre todo en una tarea tan cotidiana como teclear que hace más difícil que nos forcemos a hacerlo bien y como se debe y no mal y como ya sabemos.
En mi caso, desde luego, ese es un motivo claro de no haber hecho nunca un curso de mecanografía. Rondo de media las 90-95 palabras por minuto en los tests de 10FastFingers en español y con suerte y esfuerzo puedo llegar a las 100-105 en pruebas aisladas. Me encantaría escribir a las 120 WPM o incluso las 150 WPM que alcanzan algunos usuarios, pero no es algo que me quite el sueño.
Me gustaría más escribir bien en el teclado, usar los 10 dedos y colocarlos siempre de la forma adecuada. No lo hago, por supuesto, y a estas alturas, peinando ya alguna cana —¡no muchas!— me da a mí que no tendré ya la suficiente voluntad para andar reaprendiendo algo que después de todo no hago tan mal.
Lo que sí querría es que mis hijos, que están en la edad adecuada, pudieran aprender mecanografía en el cole. No en una academia y como una disciplina separada de la formación normal, sino como como una asignatura optativa o quizás una extraescolar —que probablemente ya impartan en algún colegio—.
Sobre todo porque está claro que van a acabar usando esa capacidad buena parte de su vida en mayor o menor medida. Puede que no sea más importante que integrar otras asignaturas —se me ocurre que una formación económica básica no iría nada mal tampoco—, pero escribir bien y rápido al teclado quizás debería formar parte de su educación.
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La noticia
Tecleamos más que nunca, y me pregunto si la mecanografía no debería ser una asignatura escolar más
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Xataka
por
Javier Pastor
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