“Si no fuera un punto de recogida, nadie entraría en mi tienda”, el giro del negocio de barrio hacia el servicio de paquetería
Una vez compré unas cremas por Internet y no iba a estar en casa para recibir al repartidor. Elegí uno de los puntos de recogida que había cercanos a mi casa. Cuando me acerqué al lugar resultaba que era un videoclub que nada tenía que ver ni con cremas ni perfumes. Ni siquiera sabía que existía un videoclub por el barrio. Un hombre muy amable revisó mis datos, me dio mi paquete de mis cremas y champúes y siguió atendiendo a otro cliente que venía buscando una película japonesa de terror antigua.
En ese momento me extrañé, pero esto es una realidad de muchos negocios de barrio. A la vez que llevan su propio negocio, guardan los paquetes de Amazon, ASOS o El Corte Inglés que la gente luego pasa a recoger, como mini-almacenes repartidos por la ciudad.
Una vez que te das cuenta es imposible dejar de verlo. Los puntos de recogida y devolución de paquetes están por todas partes, al menos en Madrid. Cada tienda, cada estanco, incluso ferreterías y centros de yoga tienen una pegatina de DHL, GLS, SEUR o de UPS, que los señala como puntos de recogida.
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre como el e-commerce y las grandes marcas han obligado a las tiendas de barrio a reinventarse para sobrevivir. La facilidad de comprar y recibir el producto en casa es tentadora y los negocios familiares han tenido que decir “si no puedes luchar contra el enemigo, únete a él”.
El día a día de sacar tu negocio adelante y además entregar paquetes de UPS a la vez
“La mecánica es sencilla: llegan los paquetes, los meto en la app, los guardo durante un tiempo hasta que viene el cliente, lo identifico y se lo entrego. Si el cliente no llega, el repartidor vuelve y recoge el paquete de vuelta. Luego hay clientes que me dan la mercancía ellos, cerrada y etiquetada, de igual manera las meto en la app y luego lo entrego al repartidor cuando viene a recogerla, y cobro una pequeña comisión por cada paquete”.
Esto nos lo cuenta Juan, dueño de su propio negocio familiar Teacup, una tienda de té situada en Cuatro Caminos. Lleva seis años siendo un punto de recogida de SEUR, de los primeros que lo hizo en España. Abarca a clientes como Amazon, Zara, particulares, o cualquiera que realice los envíos a través de SEUR. A la vez que saca su negocio adelante, realiza todas las tareas que conlleva ser un punto de recogida.
Después de estos años ha aprendido a poner sus propios límites: solo guarda paquetes pequeños que sean manejables y un número limitado de entregas. “Una vez me intentaron meter una nevera”, me cuenta Juan cuando le visito in situ en su tienda, “a la gente le da igual, por eso siempre les digo que sean paquetes pequeños que guardo en el almacén”, explica mientras señala una pequeña puerta que tiene detrás del mostrador.
“Luego hay ciertas fechas, como ahora navidades, que me llegan muchos más paquetes de los que puedo entregar. Los repartidores con los que trabajo ya lo saben, solo cojo hasta un límite y después de eso hay cola y la gente debe esperar. Todo el mundo quiere recoger los paquetes a la misma hora y el mismo día y eso no puede ser”.
En el extremo opuesto está Multitienda Kayros situada en Canillejas. Nada más entrar lo que llama la atención es que a un lado hay una montaña de cajas marrones que están montadas las unas encima de las otras. Jose Miguel trabaja hasta con cuatro empresas de paquetería distintas, UPS, Celeritas, GLS y DHL, y que por él “ojalá fuera más”.
Es un punto de recogida desde hace dos años y progresivamente se ha ido sumando a más y más servicios de recogida y entrega.
“Empecé con 60-70 paquetes al mes con Celeritas, ahora seguro que pasan de los 200. Generalmente son paquetes de tiendas grandes: Adidas, El Corte Inglés, Reebok, Zalando, Amazon obviamente… Y tengo un límite que es 1m x 1m, aunque alguna vez he cogido un paquete más grande, por ejemplo una cama individual, que la puedo meter aquí”, nos explica mientras se acerca a un lado de una nevera de refrescos, donde el resto de los paquetes y señala el espacio, “pero ya una cama doble no cabe”.
Uno podría pensar que Jose Miguel quiere cuantos más paquetes mejor por una razón: a cuantos más paquetes, más ingresos por comisión. Pero nada más lejos de la realidad. La comisión por paquete es muy baja, céntimos. Para ganar unos 100 euros al mes sería necesario entregar 300 paquetes, es decir, diez paquetes diarios.
“La principal razón para convertirme en un punto de recogida es para que entrara gente, independientemente de que no genere mucho ingreso porque la comisión es muy baja. Si entrego 300 cajas al mes son en teoría 300 clientes que deberían entrar, ¿no?”.
Entregar paquetes no me da dinero, pero trae afluencia de posibles clientes
Juan también manifiesta que “lo que se paga por comisión tiende a cero”. Él, al igual que Jose Miguel, lo hace por dos motivos muy claros, “una es por marketing de proximidad”. Los puntos de recogida siempre son cercanos al domicilio, por lo que la gente del barrio así conoce el local que quizás de otra forma no lo haría.
La segunda es “por la venta cruzada, si entran diez clientes a recoger mercancía, quizás uno te compre lo que tienes en tienda”. “Tiene que ser muy complementario a un negocio, a mí no me quita lugar, no me da dinero, pero mete tráfico.”
El Árbol de la Vida, centro de Yoga y terapias naturales, es otro de esos negocios que ha incluido la recogida y entrega de paquetes en su rutina laboral. Cuando les visitamos, nos atiende Alberto, fundador del negocio.
Después de la pandemia, empezaron a pensar en alternativas para reinventarse en su negocio. También trabajan con cajas de experiencias de regalo como Wonderbox o Smartbox, pero “el problema es que aunque a la gente le guste el tratamiento, pueden venir de muy lejos y no volver por eso”. “Prefieren ir a algo más cerca del barrio, más a mano, por eso nos pareció buena idea convertirnos en un punto de recogida de paquetes”.
Ahora trabajan con UPS desde hace dos meses y recientemente incorporaron también el servicio de GLS. También manejan paquetes pequeños, no más de 1m x 1m, al igual que los anteriores entrevistados.
“Como los puntos de recogida siempre son cerca de tu casa, del trabajo, también es un punto para que la gente venga, conozca el centro, lo vea y tenga en mente que tiene este centro de yoga cerca de su casa. Eso es lo que nos interesa, que a medida que vayan viniendo más gente del barrio conozca el centro”.
Todo esto nos lo cuenta mientras estamos en la sala principal de su negocio, siendo interrumpidos por un repartidor que viene a dejar unos paquetes. Cosa que se repite en cada negocio que visitamos. Es una afluencia constante de repartidores que dejan paquetes y clientes que vienen a recogerlos.
Juan, de Teacup, también confía en el boca a boca que se provoca a causa de ser un punto de recogida en el barrio, a medida que la gente viene a recoger los paquetes, pero también advierte “que esto tiene una vida corta”.
“El primer año hay un efecto alto, porque los clientes al principio no te conocen pero con el tiempo sí. De hecho estas navidades hasta preferiría que no estuviera, porque atiendo mejor a mis clientes”.
Jose Miguel hace el recorrido contrario, precisamente quiere que le lleguen más paquetes aún para que más gente entre en su local. En sus cálculos, si recibe un promedio de mil cajas al mes y cada persona que entra compra unos dos euros, ya es un dinero extra al final de mes que le es muy necesario.
“Si no fuera porque soy un punto de recogida la gente del barrio no entraría ni me conocería. Después de dos años, todavía hay personas que llegan, recogen su paquete y luego me preguntan: ¿esto es nuevo?”.
No todos los negocios valen
Hay ciertos requisitos para ser un punto de recogida. “Nos fijamos en su ubicación, en el espacio que disponen para almacenamiento y en los horarios”, nos explica Alfredo Echevarría, Customer Marketing Manager de UPS España y Portugal. “La idea es poder ofrecer un horario amplio, que estén abiertos por la tarde y en fin de semana, para que los clientes puedan ir a recoger o depositar sus envíos cuando mejor les venga”. Aquí entran sobre todo negocios como farmacias, papelerías, estancos e incluso gasolineras. Ahora cuentan con más de 1.600 puntos de recogida en toda España.
La división española de DHL, DHL Parcel, tiene preferencia por papelerías, tiendas de informática y negocios con amplitud horaria, incluyendo fines de semana si es posible. También que tengan espacio para el almacenaje y que existe posibilidad de venta cruzada para sus colaboradores. Además, buscan acuerdos con cadenas de retail que se identifiquen con su posicionamiento de marca. Ahora DHL Parcel Iberia cuenta en la actualidad con 3.700 puntos de recogida en la península (España y Portugal).
Según nos cuenta Juan, que antes de llevar su negocio de té fue Director de Tecnología y Proyectos en SEUR, estos a la hora de elegir los negocios que van a ser puntos de recogida descartan, por ejemplo, la hostelería. “No buscan que se les relaciones con restaurantes o bares, porque la atención no es la atención que ellos se esperan para los clientes, prefieren que se relacione con otro tipo de negocio”. Hemos contactado con SEUR para este reportaje respecto a sus procesos de selección, pero no hemos obtenido respuesta.
“Creo que esto tampoco es la solución del transporte”. Su experiencia en la logística le dice que esto “es un negocio bastante precario, porque vas al variable de entrega de paquetes mientras tú mantienes todos los costes fijos. Por eso existe una rotación altísimas de tiendas, porque en la cuenta de ingreso no da resultado. Hoy me interesa, pero en el momento que esto empiece a dar molestias todas las tiendas lo dejamos”.
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La noticia
“Si no fuera un punto de recogida, nadie entraría en mi tienda”, el giro del negocio de barrio hacia el servicio de paquetería
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alesya MO
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