Que el WiFi llegase a mi cuarto era toda una odisea, así que probé a instalar un PLC: esta ha sido mi experiencia
Mi casa no es que sea un casoplón de tres plantas, jardín, piscina, garaje y dos Ferrari en la puerta, pero a mi red WiFi eso le importaba más bien poco. Cuando nos instalaron la fibra lo hicieron en el salón, y tenía sentido, más o menos. Era, y es, la zona común, donde está la Smart TV, la consola y donde solemos estar cuando hay visita o, simplemente, descansando. Todo bien, hasta que caí en la cuenta de que mi cuarto/despacho, donde trabajo, está en la otra punta de la casa.
Yo trabajo en remoto todo el año, siempre, así que dependo de que la conexión a Internet funcione perfectamente, sea estable y no me de problemas. También uso el ordenador para jugar y cualquiera que juegue online sabrá lo fantástica que es la sensación de jugar con mucho ping o que en medio de una partida la conexión decida irse y te devuelvan al lobby. En definitiva, urgía, y bastante, que la conexión de casa llegase perfectamente al cuarto, y ahí comenzó mi aventura.
Probando, probando…
Yo uso un sobremesa sin WiFi, es decir, uso el puerto Ethernet de mi placa base para conectar el PC a Internet. Lo primero que se me ocurrió fue usar una antena WiFi USB y un repetidor WiFi en el pasillo, en una zona más o menos central. Un desastre. Entre que el repetidor WiFi estaba repitiendo una señal que ya llegaba floja (muchas paredes, imagino) y que la antena USB tampoco podía dar más de sí la pobrecita, la experiencia era nefasta. Para trabajar bueno, ok, siempre y cuando no tuviese una videollamada o una videoconferencia. Nada, next.
A grandes males, grandes remedios, que se suele decir. Mi siguiente parada fue una ferretería, donde compré nada más y nada menos que 22 metros de cable Ethernet. Literal, podéis ver la foto más arriba. La idea era simple: no puedo llevar el WiFi al cuarto y el repetidor no me funciona como esperaba, así que voy a tirar 22 metros de cable por toda la casa, al menos mientras esté trabajando. Estará por medio, pero es mejor que no poder trabajar.
Durante un tiempo, y me refiero a unos cuantos meses, estuve trabajando con un cable Ethernet blanco de 22 metros tirado por toda la casa. Una punta en el salón, conectado al router, y la otra en mi ordenador. Evidentemente, me sobraba cable por todos lados, pero como hombre prevenido vale por dos, pues eso, 22 metros de cable. Era demasiado rudimentario y veréis, está feo tener un cable tirado por el suelo todo el día. Tampoco era viable meterlo por la pared o sacarlo por la ventana, pero no se me ocurría ninguna solución. Pero entonces caí en la cuenta: ¿y si pruebo un PLC?
Internet vía cableado eléctrico
Los PLC no son dispositivos particularmente caros (como todo, depende de las prestaciones) y la idea me parecía buena. En lugar de un cable de 22 metros por el suelo de casa, podía tener dos dispositivos y crear un “túnel de Internet” usando el cableado eléctrico de la casa. Pues oye, ni tan mal. Es una solución bastante sencilla.
No voy a entrar en cómo funciona la tecnología PLC y en qué modelos son los más recomendables, ya que de eso hemos hablado largo y tendido en Xataka. Simplemente quedaos con la idea de que pueden ser con o sin WiFi, con o sin enchufe delantero, y que hay que mirar, básicamente, dos elementos: el número que acompaña al modelo y que tenga interfaz Gigabit.
Todos los PLC suelen ser XX 500, XX 1200, XX 2000… Ese número hace referencia a la velocidad máxima teórica que pueden soportar. Digamos que si tienes 600 Mbps de velocidad y un PLC 200, aspiras a conseguir una velocidad máxima teórica de 200 Mbps. Además, hay que tener en cuenta que siempre hay pérdida (a mayor distancia, más pérdida), pero por norma general, lo ideal es buscar un dispositivo con un número alto. La interfaz Gigabit, por su parte, idealmente debería ser Gigabit 10/100/1000 para aprovechar las velocidades más altas.
Luego hay otros aspectos a contemplar, como el diseño, la cantidad de puertos Ethernet disponibles, etc. A mí el diseño me daba igual, porque total, ambos dispositivos están escondidos. Tampoco necesito muchos puertos, así que sin problema en ese aspecto. Yo compré un TP-Link TL-PA8010P KIT, que me costó 79,90 euros, pero os recomiendo que echéis un vistazo a esta guía de compra y comparativa de PLC para encontrar el que mejor se adapte a vuestras necesidades.
Una vez recibidos los PLC, conecté uno al lado del router en el salón y otro en la otra punta de la casa, debajo de mi escritorio. Era consciente de que con los PLC había cierta pérdida, pero en mi caso era exagerada. De 600 Mbps simétricos que tengo contratados, me llegaban entre 25 y 30, con un ping muy alto y una estabilidad malísima. ¿El motivo? El enchufe que hay bajo mi escritorio es un empalme a la red principal que se hizo cuando reformamos la casa. Empalme = problemas.
¿Solución? Mover el PLC a otro enchufe que estaba más lejos. ¿Problema? El cable Ethernet incluido es de uno o dos metros y el escritorio está bastante más lejos. ¿Cómo arreglarlo? Seguramente recordéis el cable de 22 metros que compré en la ferretería. Pues ahora ese cable está enrollado detrás de un armario y es el que conecta el ordenador con el PLC. La velocidad ahora es de 300 Mbps, que ya es otra cosa. Jaque mate, McGyver.
¿Y qué tal va?
Pues muy bien. El PLC lo compré el 25 de agosto de 2019 y esta semana he hecho un año con él. La experiencia ha sido bastante buena, sobre todo desde que desactivé el modo ahorro de energía que hacía que la red se cortase de vez en cuando. La conexión llega sin problema, puedo jugar a cualquier juego competitivo con un ping más que decente (en ‘Valorant‘, por ejemplo, me muevo entre 30 y 50 ms) y puedo ver películas, cargar contenido en 4K y descargar todo lo que quiera sin ningún tipo de impedimento.
Además, algo que me gusta es que el PLC no es inamovible. En verano nos movemos a una casa en el campo, donde también tenemos Internet y desde donde escribo estas líneas, y el PLC se ha venido conmigo. El router está lejos y mi PC no tiene WiFi, así que tengo conectados los PLC y así consigo tener conexión. Curiosamente, aquí tengo 30 Mbps que me llegan por radiofrecuencia, todo muy arcaico, ya veis, y con el PLC me llegan los 30 Mbps. Tengo otros problemas de conexión, pero no es una cuestión del PLC, sino de la red en sí, pero de eso hablaremos en otro momento.
Mi experiencia, como veis, ha sido muy positiva. Los PLC, además, son muy fáciles de configurar, tanto que suele ser enchufarlos y esperar unos segundos, así que mi recomendación personal si tenéis problemas de conexión en casa es que les deis una oportunidad. Mi idea ahora es comprar un kit con tres PLC para llevar una conexión cableada al cuarto de mi hermano, que también merece jugar al ‘Counter’ sin ping, y a mayores, quizá plantee montar una red de malla para mejorar el WiFi, pero poco a poco.
–
La noticia
Que el WiFi llegase a mi cuarto era toda una odisea, así que probé a instalar un PLC: esta ha sido mi experiencia
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
.