Es el Bayern el club alemán que más veces ha ganado la Bundesliga (30, las últimas ocho de manera consecutiva). También quien más veces ha alzado la Copa (20) y la Supercopa (siete). Tampoco ha atrapado nadie en Alemania más títulos internacionales (11). Pero todos esos registros también tienen un reverso. En los últimos 44 años y tras enhebrar tres Copas de Europa en los 70 al toque de corneta de Sepp Maier, Beckenbauer, Rummenigge, Höness o Gerd Müller, el gigante bávaro sólo ha conquistado el máximo cetro continental en dos ocasiones (2001 y 2013). Una urgencia histórica a la que el Bayern pretende encontrar remedio frente a un Barcelona que, pese al último título en 2015, no ha sabido explotar la madurez deportiva de Leo Messi. De las cuatro Champions conquistadas por el argentino, sólo una en las últimas siete temporadas. Es decir, entre los 24 y los 33 años. Con ésta aún por resolver.

Messi y Lewandowski

Está viviendo la temporada de su vida Robert Lewandowski a una semana de cumplir los 32 años. Nunca antes había marcado tanto en un curso (53, 13 de ellos en la presente Champions), ni había alcanzado un promedio goleador tan alto (1,19 tantos por partido). Incluso su candidatura hubiera tenido grandes defensores de no haber suspendido la revista France Football la entrega del Balón de Oro en este año de pandemia. El delantero polaco, a quien Matthäus ya ha colocado al nivel de Messi, no ha conquistado nunca un título internacional. Aún vistiendo la camiseta del Borussia Dortmund jugó una final de la Champions en 2013. Y la perdió precisamente contra el Bayern aquel día en que Robben alcanzó el cielo de Wembley.

El ansia de redención también acompaña a Messi después de todas aquellas caídas (Turín, Roma, Liverpool) que tanto le torturaron. Él sigue a lo suyo. Ha marcado 31 goles (aunque sólo tres en la Champions) y ha repartido 27 asistencias esta temporada. Cansado del gobierno de Bartomeu y consciente de la nula influencia de Quique Setién pese al elogio de ayer -«Lewandowski no está a la altura de Messi»-, el argentino hace ya demasiado tiempo que guerrea por su cuenta. Y cada vez más solo.

Ter Stegen y Neuer

El Barcelona es consciente de que tendrá que sudar sangre para corresponder a las demandas de Ter Stegen para obtener su renovación. El meta del Barcelona, que ya llevó a su club al límite con 24 años cuando exigió que la entidad escogiera entre él y Bravo, se sabe una pieza fundamental en el equipo. Tanto bajo palos como en el vestuario. Y continúa sin entender por qué en Alemania aún no ha alcanzado un estatus similar, con el eterno Manuel Neuer todavía como capataz de la Mannschaft bajo el regazo de Joachim Löw. «Soy el mejor», ha vuelto a clamar Neuer, esta vez en una entrevista a la publicación 11 Freunde.

Ter Stegen, en su última visita a Dortmund en septiembre de 2019 y consciente de la atención que había despertado en su país las críticas por verse relegado constantemente a la suplencia en la selección, no tuvo problemas en reprender al meta del Bayern: «Neuer no ha sido justo».

Ter Stegen siempre podrá tirar de datos. Según los recogidos por Opta, es el portero con mejor porcentaje de paradas de esta Champions (81,5%), superior al 73,9% de Neuer en el Bayern.

Arturo Vidal y Thiago

El centrocampista chileno del Barcelona, titular en el derrumbe en Anfield de la temporada pasada, también tiene una plaza asegurada en el duelo de esta noche contra el Bayern. Tanto Ernesto Valverde como Quique Setién entendieron que los tiempos preciosistas concluyeron en un Barcelona cuya metáfora es el fútbol al límite y atropellado de Arturo Vidal. Importa más su entrega y su capacidad de presión que el control que pueda ofrecer.

De ahí que la comparación con los registros futbolísticos que está ofreciendo Thiago Alcántara en este Bayern de Flick lleven al desvelo. Thiago, que cumple su séptima temporada en el Bayern después de que el Barcelona lo dejara escapar en 2013, ha dejado a un lado el barroquismo, ha echado unos metros más atrás su posición y se ha entregado a las labores de mediocentro total. Con capacidad tanto para el robo como para la construcción desde zonas defensivas. Si bien quien mejor le acompasa es Kimmich, que podría verse obligado a volver a desplazarse al lateral diestro ante la baja de Pavard, Thiago es quien tiene una brújula. Vidal prefiere responder en el caos.

Griezmann y Coutinho

Dos de los tres fichajes más caros de la historia del Barcelona (Dembélé queda entre ambos). Y ninguno de ellos tiene la titularidad asegurada en sus respectivos equipos en este duelo. Síntoma de lo diabólico que es el mercado cuando se prioriza la propaganda sobre la necesidad deportiva. Coutinho, arrasado en su temporada y media como azulgrana por una extraña saudade que le hacía vagar como alma en pena, condicionado entonces por una posición (falso extremo zurdo) que limitaba todo afán creativo, no ha emulado en Múnich (nueve goles y ocho asistencias) sus tiempos de Anfield.

Tampoco ha encontrado su lugar Griezmann en el Barça pese a cumplir en el aspecto realizador (15 goles y cuatro asistencias). Setién, que ya le sentó en el duelo capital contra el Atlético en el Camp Nou, entiende que si toca ganar un cuarto centrocampista, la presencia en el frente de Luis Suárez es imprescindible.

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