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Los Suns de Ricky Rubio siguen en su burbuja

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Los Suns de Ricky Rubio siguen en su burbuja

Son el único equipo invicto en Disney tras ganar a los Sixers y llegarán al último partido metidos de lleno en la pelea por los playoffs

Ricky Rubio, durante un partido con los Suns.
Ricky Rubio, durante un partido con los Suns. Mike Ehrmann AFP

Los Phoenix Suns de Ricky Rubio entraron a la burbuja de la NBA como relleno. Tenían opciones remotas de meterse en playoffs, menos de un 1% según las proyecciones, pero hacían falta equipos para hacer bulto y salvar un puñado más de partidos. Dos semanas después, son el único equipo que queda invicto en Disney (7-0 tras ganar a Philadelphia por 117-130) y llegarán al último partido metidos de lleno en la pelea por los playoffs.

Hacía una década que los Phoenix Suns no encadenaban siete triunfos seguidos, cuando Steve Nash y Amar’e Stoudemire aún eran las estrellas. Ahí puede resumirse la historia reciente de una franquicia que desde entonces sólo ha sido relevante por meter cabras en un despacho de su general manager. En inglés ‘cabra’ es el acrónimo de ‘el mejor de todos los tiempos’ (‘G.O.A.T.’, Greatest Of All Time) y fue la forma que tuvo el dueño, Robert Sarver (copropietario también de las Phoenix Mercury y el RCD Mallorca), de decirle que tenía que encontrar una Diana Taurasi.

El traje le viene grande a Devin Booker (muy pocos aguantarían una comparación con Taurasi), pero es uno de los jugadores con más proyección de la NBA. El escolta rompió muy pronto la etiqueta de tirador finísimo y este año ha evolucionado para dejar atrás el cartel de gran anotador (metió 70 puntos con 20 años). Booker ha crecido también como creador de juego, una faceta que no entraba en los planes, sin olvidar su labor de ‘killer’. En la victoria contra los Clippers, la más sorprendente de las siete, sentenció con una de las grandes canastas de la ‘burbuja’.

La situación no es nueva para Ricky Rubio. El base del Masnou ya se repartió las tareas de creación en Utah con Donovan Mitchell, y desde ese papel de ‘director adjunto’ aporta claridad a un equipo muy joven (es el único que pasa de 24 años en el quinteto inicial). Tras otra buena actuación contra los Sixers (16 puntos, 5 rebotes, 10 asistencias), Ricky promedia 13.7 puntos (43.5% en triples, 47.1% en porcentaje de tiro verdadero), 5.3 rebotes y 7.3 asistencias en las siete victorias.

Rubio también es parte de la primera línea de defensa, un apartado en el que los Suns están demostrando una sorprendente mejoría. Ahí sobresale Mikal Bridges, una de las grandes sorpresas de la ‘burbuja’. Pero también la mejora de DeAndre Ayton, el número uno del draft de 2018 (aunque no era difícil, para ser honestos) o la aportación de secundarios sorpresa como Jevon Carter o Cameron Payne.

Los Suns son el único equipo invicto en Disney World, los únicos que están en el Top 5 de ataques (4º) y defensas (3º) más eficientes en Orlando, y llegan al último partido con opciones de meterse en el duelo por la octava plaza de los playoffs. No dependen de sí mismos, pero ya es bastante más de lo que entraba en las quinielas.

Lillard, a ritmo de Chamberlain

Cuando la NBA sometió a votación sus planes para reanudar la temporada,Portland fue el único equipo de los 30 que votó en contra. Los Blazers no querían ir a Orlando para hacer bulto. Después de una temporada plagada de lesiones, recuperaban a su juego interior titular -Jusuf Nurkic y Zach Collins- para este tramo final. Lo único que pedían era una oportunidad real, aunque fuera mínima, para luchar por meterse en playoffs. Del resto ya se ocuparían ellos. Ya se ocuparía Damian Lillard.

Después de fallar dos tiros libres clave contra los Clippers -y que le costaron la mofa de los angelinos-, el base de los Blazers ha respondido como sólo puede hacerlo uno de los mejores anotadores de este tiempo: 51 puntos contra Philadelphia y 61 contra los Dallas Mavericks. Junto a Wilt Chamberlain, ya es el único jugador de la historia que ha roto la barrera de los 60 puntos tres veces en una misma temporada.

“¡Respeta mi puto juego!”, gritaba contra los Mavs, por si alguien dudaba de que lleva clavadas las mofas que aguantó tras sus errores contra los Clippers. Carmelo Anthony, que por fin ha aceptado amoldar su juego al siglo XXI, sigue su particular resurrección y aportó 26 puntos y 8 rebotes. Entre ambos sacaron con vida a los Blazers de un tiroteo en la recta final antes de que CJ McCollum decidiera desde la línea de tiros libres.

Luka Doncic, que volvía tras perderse el partido contra los Sixers por unas molestias en el tobillo, quedó en 25 puntos, 8 rebotes y 10 asistencias. Los Mavs ya sólo pueden ser séptimos y su rival en primera ronda de playoffs saldrá de entre Clippers y Nuggets. Los Blazers ya son octavos y, como quería Lillard, dependen de sí mismos para meterse en el play-in por el último billete.