Las mejores películas de 2020, el año en el que cambió la industria del cine
Finalizado 2020, todos podemos coincidir en que recordaremos este año como el de la pandemia que puso patas arriba la industria del entretenimiento (entre otras). La producción y estrenos de películas sufrió un parón de varios meses a nivel mundial, y en el último tramo del año las plataformas de streaming se han convertido en una primerísima fuerza de exhibición, planteando la necesidad de reformular las ventanas de cine, formatos domésticos y televisión que antes eran casi inamovibles, todo con anuncios -como el de Warner y su decisión de estrenar simultáneamente en salas y HBO Max- que han vuelto del revés la industria de cara a 2021.
2020, ya casi finalizado, deja un año singular, donde se han suspendido festivales, otros han experimentado una curiosa nueva vida en digital y se ha experimentado con formatos mixtos de exhibición (con estrenos solo en digital, o en digital premium, o simultáneo en salas y streaming). Por eso, nuestra lista de este año es peculiar y no se restringe únicamente a lo estrenado en cines, como suele ser habitual. Hemos picoteado lo mejor de 2020 incluyendo salas, estrenos en digital e incluso alguna película vista en el apartado digital de los festivales, si estos han tenido alcance nacional.
Así que con este panorama absolutamente extraordinario muy presente, comenzamos el repaso. Estas son las mejores películas que hemos visto este 2020.
Las mejores películas de 2020
El faro
Estupenda segunda película de Robert Eggers, que ya tomó al asalto el cine de terror hace unos años con la magistral ‘La bruja’. En este caso deambula por unos códigos menos claros, pero sigue recurriendo a la cita de clásicos, como las historias de espectros marítimos de William Hope Hodgson. Su radical apuesta por la fotografía en blanco y negro y su asfixiante formato casi cuadrado refuerzan las brillantes interpretaciones de Robert Pattinson y Willem Dafoe dando vida a dos fareros cuyo confinamiento comienza a hacerles perder los papeles.
1917
La primera película de Sam Mendes tras abandonar la franquicia de James Bond fue una de las más aclamadas por la crítica durante este año, y ganó tres Oscars técnicos (entre ellos, muy merecidamente, a la extraordinaria fotografía de Roger Deakins) y Globos de Oro a mejor drama y mejor director. Su gancho comercial es que esta historia narrada desde las trincheras de la I Guerra Mundial transcurre con un solo plano secuencia, pero ‘1917’ va más allá: los dos soldados protagonistas (Dean-Charles Chapman y George McKay), embarcados en una misión imposible para impedir una masacre inyectan humanidad a una historia que podría haber quedado en mero exhibicionismo técnico.
Aguas oscuras
El rey del melodrama perverso Todd Haynes se sumerge en esta ocasión en un thriller con un punto de vista muy original y que cuenta con la inestimable participación de un Mark Ruffalo centrando prácticamente toda la acción y esquivando con fortuna los tópicos del thriller judicial. Todo su secreto reside en la conversión del protagonista de abogado corrupto a sueldo de las compañías que contaminan el agua a hombre comprometido con la lucha por el medio ambiente. El dilema de un negocio nocivo para la salud de un pueblo pero necesario económicamente es el núcleo de una película sobria y equilibrada, y uno de los dramas del año.
El lago del ganso salvaje
Una pequeña maravilla en forma de drama criminal que retoma algunas de las constantes que el chino Diao Yinan ya planteó cinco años atrás en ‘Black Coal’. Aquí se deja llevar aún más por los tópicos de una pieza del género negro, con un criminal buscado por asesinato y que cuenta su historia a base de cautivadores flashbacks. Sensorialmente, sin duda, una de las experiencias del año, que se toma tiempo para retratar el día a día de ladronzuelos de poca monta, tanto como crímenes más ambiciosos. Una película visualmente única y con una reflexión de su autor muy contundente sobre la deriva del país.
Aves de presa
En el año que ha acabado suponiendo un extendido hiato para Marvel, DC ha aprovechado para terminar de definir su universo de ficciones como un lugar donde cabe todo. Más irregular que su competencia, sin duda, pero también más sugestivo: continuando con la racha desenfadada de ‘Aquaman’ y ‘Shazam’, ‘Aves de Presa‘ reformula a la Harley Quinn que conocimos en ‘Suicide Squad’ con una película sorprendente, trepidante y que se ganó las inevitables críticas por hacer bien las cosas. Quizás no del todo redonda a causa de una segunda mitad renqueante, pero preferible a la cansina gravedad impostada de ‘Joker‘ y al regreso, otra vez, a la solemnidad snyderiana con ‘Wonder Woman 1984‘
Solo nos queda bailar
Desde hace tiempo, bailar se puede considerar (también) un acto político. Y en unas ocasiones, más que en otras: esta extraordinaria película de Levan Akin premiada en Sevilla y Valladolid, entre otros festivales de todo el mundo, nos introduce en el mundo de la danza georgiana, atlética y exigente, y en el descubrimiento de de su verdadera sexualidad de un bailarín no tan tradicionalmente viril como sus compañeros. A la vez declaración anti-homófoba y película de superación personal, su exquisita sensibilidad brinda uno de los mejores dramas de 2020.
Sonic. La película
La película que necesitábamos para recuperar la fe en las adaptaciones de videojuegos al cine no es perfecta, pero sí lo suficientemente divertida como para garantizar un buen rato de nostalgia y cine familiar a la antigua usanza. Con más chistes bien aterrizados de lo que cabría esperar, un Jim Carrey estupendo como Robotnik y un Sonic inesperadamente simpático, ‘Sonic. La película‘ acabó convirtiéndose a causa de la cuarentena en una de las películas más taquilleras del año. Y se lo merece.
Manhattan sin salida
Chadwick Boseman (‘Black Panther’), Sienna Miller o J.K. Simmons son algunos de los nombres propios más relevantes y carismáticos del reparto que pone cara y ojos a un artefacto de suspense modesto, fugaz y que recuerda a los buenos tiempos del cine de género de los setenta: duro, áspero y sencillo. Brian Kirk (curtido en televisión en series como ‘Juego de tronos’ o ‘Penny Dreadful’) va directo al grano con la historia de un policía de Nueva York que investiga contrarreloj el asesinato de varios colegas. Pronto surge la conspiración en una historia que solo quiere entretener con una propuesta de género digna y urgente. Lo consigue de sobra.
El hombre invisible
Excelente muestra de fantástico militante por parte del productor Jason Blum, que hace suyo el propósito de Universal de reformular sus monstruos clásicos, propósito que se frustró parcialmente con la fallida ‘La momia’ con Tom Cruise. Aquí coge al monstruo que precisa menos alharacas de toda la fauna Universal y lo plantea como una alegoría del abuso doméstico, devolviendo al célebre mad doctor al terreno de la infravalorada ‘El hombre sin sombra‘ de Verhoeven. El resultado, gracias a una extraordinaria interpretación de Elisabeth Moss y una tensa y ajustada dirección de Leigh Whannell, es una de las mejores películas de terror de 2020, y un merecido bombazo de taquilla.
La famosa invasión de los osos en Sicilia
En un año que tuvo un arranque no muy lucido para el cine de animación, esta delicia francesa de diseños exquisitos y humor de baja intensidad es, sin duda, uno de los estrenos animados del año. Aquí, Lorenzo Mattotti adapta un cuento infantil de Dino Buzzati dividido en dos partes. Primero, la historia de la integración de un osezno entre humanos. Después, sin dejar de lado su sencillez y su carácter de fábula, el grafismo y la moraleja de la película se oscurece y enhebra una singular sátira para todos los públicos.
Vivarium
Estrenada en la plataforma digital que su distribuidora dispuso durante el confinamiento y luego redirigida a Movistar+, esta peculiarísima película de ciencia-ficción alegórica se vio en el festival de Sitges del año pasado. Es una extrañamente apropiada sátira de la vida en los barrios residenciales y de las parejas que sustituyen su vacío existencial con simulaciones de vidas perfectas. Su tono a lo ‘Twilight Zone’ y las estupendas interpretaciones de Jesse Eisenberg y Imogen Poots (especialmente esta última, de arrolladora presencia) redondean una película modesta, potente y que cojea en su conclusión, pero que se mantiene como una de las apuestas más singulares de ciencia-ficción del año.
Bacurau
Mezclando géneros de forma desprejuiciada, esta especie de “Fuenteovejuna a ritmo de death metal” es una historia de aviso sobre los peligros de la civilización mal entendida, pero en un entorno que mezcla terror, ciencia-ficción y sátira. Una coproducción franco-brasileña dirigida por Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho que cuenta, a grandes rasgos, cómo en el Brasil de un futuro cercano, una mujer que acaba de perder a su abuela vuelve a su ciudad de origen. Imprevisible, demoledora e impactante, y la niña bonita de varios festivales del año pasado por muchas y justificadas razones.
Under the Skin
Llegó con siete años de retraso (y unos meses de propina por culpa de la pandemia), pero la espera valió la pena: es una de las mejores películas de ciencia-ficción de la década, una pieza asfixiante y hermosísima acerca de una alienígena que usa su atractivo para atraer a hombres y devorarlos. Esta especie de versión artie de ‘Species’, sin embargo, está más cerca del cuestionamiento acerca de lo diferente de aquella ‘El hombre que cayó a la Tierra’ de Bowie. Una película imprescindible y, sin duda, el acontecimiento cinematográfico del verano (con permiso de Nolan)
Color Out of Space
Este verano, entre películas que llegaban con siete años de retraso y la necesidad de acudir a reestrenos para completar las famélicas carteleras, estuvo consagrado a los regresos. Este es uno de los más gozosos: Lovecraft vuelve a ser fruto de una adaptación con todos los honores, algo que no veíamos desde hace muchos años -¿quizás desde la cada vez más reivindicada ‘Dagon’?-, y además supuso el reencuentro con el grandísimo Richard Stanley, responsable del mejor plagio posible de ‘Terminator’, la tremenda ‘Hardware’. Aquí, con el beneplácito de Nicolas Cage planteaba una fantasía de colores en tonos látex ochentero, llena de violencia y humor extravagante, para enfrentarse a una de las historias más difíciles de visualizar del maestro de Providence… y saliendo airoso del empeño.
Tenet
Celebrada primero como la película que salvaría el cine después de la pandemia, algo que luego se tuvo que matizar debido a su justita recaudación, lo cierto es que fue el bastión de los blockbusters en la parrilla veraniega. Un regreso de Nolan a la ciencia-ficción racional y con un punto noir de ‘Origen’, con viajes en el tiempo de corto recorrido, y con un reparto encabezado por John David Washington, Robert Pattinson y Kenneth Branagh. El resultado está lejos de las obras mayores de Nolan debido a un guión que se cree mucho más sofisticado de lo que es en realidad, pero no deja de ser una de las propuestas más ambiciosas del año.
Casa ajena
Una de las películas de terror más fascinantess y, también, malinterpretadas del año. Abrazando los tropos del cine de casas encantadas, pero a su vez enlazándolos con la tradición de las historias de fantasmas del folclore africano, fue estrenada directamente por Netflix aunque su producción es independiente a la plataforma. Extraordinariamente interpretada y ambientada, está más cerca del cine de denuncia de las terribles situaciones que deben atravesar los inmigrantes africanos en su llegada a Europa que de una película de sustos de Blumhouse, pero funciona igualmente bien bajo los códigos del género.
Murder Death Koreatown
Una de las películas de culto más delirantes y fascinantes del año, y que demuestra que los recursos del “metraje encontrado” están muy lejos de agotarse. Visible en la propia página de la película, y manteniendo un equilibrio ciertamente inquietante entre realidad y ficción, ha adquirido cierta notoriedad entre los aficionados gracias a su paso por los festivales especializados de este año -que han llegado a mucha más gente que la base cinéfila habitual gracias al streaming-. La investigación de un crimen real en Los Angeles se convierte en una pesadilla lynchiana y surreal con textura de vídeo y resultados imprevisibles.
She Dies Tomorrow
Una propuesta claustrofóbica que linda con el cine de terror pero que coquetea también con el drama y la comedia, a partir de un argumento inclasificable. Una mujer está convencida de que va a morir al día siguiente y, convencida de ello, se deja llevar por la desgana y la molicie. Su actitud es tan infecciosa que acaba convenciendo de lo mismo a una amiga científica incapaz de racionalizar lo que está sucediendo. Un ensayo de la afiladísima Amy Seimet sobre el potencial letal de las ideas más poderosas, que a veces mira a ‘It Follows’, y en otras ocasiones a la realidad pandémica que aún estamos padeciendo.
El rey del barrio
Una espléndida comedia amarga con el sello del mejor Judd Apatow y de tintes autobiográficos, y que funde ficción y la vida real del actor Pete Davidson (protagonista del film), todo ambientado en los años que pasó en Staten Island intentando convertirse en tatuador. Con casi treinta años, Pete descubrirá la vida adulta, los compromisos de la gente que le rodea y otras cuestiones que le impiden seguir enganchado a una existencia inmadura y sin perspectivas de futuro.
Estoy pensando en dejarlo
Pese a una conclusión discutible y que quizás echa por tierra parte de los hallazgos que ha conseguido en su fascinante primera hora, la ambición de ‘Estoy pensando en dejarlo’ está fuera de toda duda, y en cierto modo dignifica esa subespecie de películas de autor que son los exclusivos de Netflix y que a menudo son versiones de bolsillo de las películas “grandes” de autores distinguidos. En este caso, Charlie Kaufman no pisa el freno en ningún momento gracias a la complicidad de los actores Jessie Buckley y Jesse Plemons, con la historia de una visita a los suegros aparentemente inocente y una narrativa laberíntica, premeditadamente confusa y que no hace prisioneros.
Las niñas
El debut como directora de Pilar Palomero es absolutamente extraordinario, gracias a la vitalidad y el verismo que su jovencísimo elenco inyecta en sus interpretaciones. El retrato de una España moderna intentando abrirse paso en las tradiciones aún arraigadas en la psique colectiva del país, y simbolizada en entornos tan españolísimos como los colegios de monjas, parece sencillo y sin demasiados recovecos. Pero la simple descripción del día a día de un grupo de colegialas de los años noventa y sus primeras y contradictorias pulsiones adultas inyectan de una vida muy especial al film.
El año del descubrimiento
Una película exigente, difícil e inconformista, que con sus 200 minutos en casi perenne pantalla partida propone un diálogo entre crisis que han azotado España. El punto de partida son los disturbios que en 1992, ese año de entre todos los posibles, se dieron en Cartagena, donde llegó a arder el Parlamento. Un suceso casi olvidado pero que tiene mucho que enseñarnos sobre los problemas que fueron golpeando al país en 2008, y hasta llegar a hoy mismo. Una película inclasificable que pone a Luis López Carrasco a la vanguardia nuestro cine.
Mank
Una de las peores películas de David Fincher acaba colándose en las listas de lo mejor del año, tal y como ha sucedido con este retrato de Herman J. Mankiewicz, autor en la sombra (o eso defiende el film) de ‘Ciudadano Kane’. Rodada en vibrante blanco y negro y con un Gary Oldman absolutamente pletórico, al final la película queda como un pequeño juguete nostálgico, pero muy potente en lo visual (su imitación de la puesta en escena del cine de la época es tremenda) y, desde luego, parada obligatoria para los cinéfilos clásicos.
Diamantes en bruto
El año se abrió con una producción estrenada directamente en Netflix, y que corrobora a los hermanos Sadfie como dos auténticos visionarios. Esta epopeya urbana y extrema, con un Adam Sandler increíble, encarnando a un joyero neoyorquino que se ve envuelto en una trama de estafas, apuestas y diamantes únicos, convierte al espectador en un saco de boxeo gracias a su ritmo insaciable y su puesta en escena asfixiante. Una de las propuestas estéticamente más innovadoras del año, y una de las que obligan al espectador a darse una reconfortante ducha caliente cuando acaba.
Akelarre
Amaia Aberasturi y Àlex Brendemühl protagonizan esta modesta pero muy contundente crónica feminista de nuestro pasado más negro, volviendo a contar una historia mil veces narrada, pero con un poso de lirismo y furia contemporánea que la convierten en una propuesta totalmente original: la caza de brujas en el País Vasco Francés del año 1609, en una zona donde los hombres se han ido a faenar en el mar, se convierte en un hervidero de represión y castigo. Con una labor en apartados como la fotografía o la edición muy notables, esta película de Pablo Agüero se convierte en una de las propuestas españolas imprescindibles del año.
Soul
Pete Docter, director de ‘Up’ y ‘Del revés’ trae de la mano de Pixar una apabullante propuesta que abunda en temas similares a los de sus otras películas para la compañía: el más allá y qué componente espiritual nos diferencia a unos de otros. Jamie Foxx y Tina Fey ponen las voces de esta película de finísima estética y enfoque adulto y que hace honor a la promesa de Pixar de dejar descansar sus franquicias más populares durante una temporada. Ahora habrá qué ver qué pasa con futuros estrenos de la casa después de que esta se haya visto directamente y en exclusiva en Disney+.
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Las mejores películas de 2020, el año en el que cambió la industria del cine
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Xataka
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John Tones
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