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Javier Lambán, contra todos y con los peores datos de Covid-19 de Europa

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Javier Lambán, contra todos y con los peores datos de Covid-19 de Europa

Aragón registra la incidencia más alta del virus entre 405 regiones europeas y duplica a Estados Unidos y a Brasil

El presidente de Aragón, Javier Lambán (centro), con las consejeras...
El presidente de Aragón, Javier Lambán (centro), con las consejeras de Presidencia, Mayte Pérez (izqda.), y de Sanidad, Sira Repollés. EFE

La incidencia del coronavirus en Aragón se ha disparado hasta el punto de duplicar, según datos oficiales, tanto a los países más afectados del globo como a la segunda región más castigada del continente. Los últimos informes sugieren que, por fortuna, la epidemia empieza a estabilizarse en esta comunidad autónoma, pero el elevado volumen de transmisión detectado obliga a plantearse si su sistema sanitario seguirá aguantando y si la vuelta a la vida normal tras el verano podrá llevarse a cabo como se planeó hace unas semanas, antes de que las cifras se multiplicaran.

Durante la proliferación de brotes y casos, que se han intensificado en las últimas tres semanas, el Gobierno de Aragón, que lidera el PSOE, ha recibido una tercera condena, esta vez de un juzgado en Zaragoza, por no proporcionar al personal sanitario equipos de protección individual (EPI).

Varapalos como ése y las cifras preocupantes se han visto salpicados de polémicas, con el presidente regional, Javier Lambán, en primera línea. Cuestionó al Gobierno central por su plan de desescalada, que reclamaba más acelerado; se ha enfrentado a otras comunidades, a costa de la “transparencia” en los datos, y a los profesionales sanitarios y a los de las residencias, tras declarar que, “ahora, quienes introducen el virus son los trabajadores”.

“El agotamiento de nuestros profesionales tiene un límite”, le respondió Paquita Morata, presidenta de la Asociación Aragonesa para la Dependencia, el pasado 30 de julio. No era la primera vez que Lambán incomodaba a un colectivo sanitario.

Tres condenas

“Aparte de no tener los EPI, nos molestaron mucho las palabras del presidente”, explica a este diario Leandro Catalán, presidente de los sindicatos médicos de atención primaria en Aragón, asociación cuya denuncia propició las tres sentencias condenatorias, una por cada provincia. El Gobierno regional ha recurrido las dos primeras y planea hacer lo mismo con la tercera, publicada el 29 de julio.

Aquellas palabras de Lambán fueron pronunciadas el 1 de abril, en los peores momentos de la pandemia, tras recibir un auto judicial que exigía a su Gobierno proporcionar EPI a los sanitarios: “Les sugeriría a los jueces que se pusieran a hacer ellos mismos mascarillas, y a lo mejor de esa forma podríamos cubrir suficientemente los hospitales y todos los servicios”. Al mismo tiempo, pidió a los denunciantes sindicales que “tuvieran más altura de miras y se dedicaran a arrimar el hombro y no poner palos en la rueda”.

“Nos dolió que Lambán, viendo lo que había, dijese eso”, recuerda Catalán. “Y, así como se disculpó con los jueces, todavía estamos esperando que se disculpe con los médicos y el personal sanitario”, añade.

Solucionado -aunque pendiente de recurso- el problema de las EPI, la reciente proliferación de brotes ha vuelto a poner al límite a los profesionales de atención primaria, denuncia este doctor.

“Se ha pedido al Gobierno de Aragón algún tipo de medidas, que no sobrecargue más la labor de profesionales. Hay días en que llega a haber 90 actos sanitarios por parte de un médico, para atender llamadas, a enfermos… Una barbaridad que puede asfixiar a los centros de salud”.

Exigencias de los sanitarios

Entre las medidas de alivio, los sindicatos piden un punto de auto-Covid para realizar PCR, profesionales específicos para atender a los pacientes de residencias que no precisen hospitalización, campañas de concienciación para que no se colapsen los centros con problemas que puedan esperar y test rutinarios a los sanitarios en ejercicio.

De momento, no han recibido respuesta del Gobierno, señala Catalán. Entre sus peticiones no se encuentra la de ampliar personal, porque asumen que, directamente, “no hay”. Sin embargo, la oleada de brotes ha coincidido no sólo con las vacaciones, sino también con cerca de 200 profesionales de baja por Covid-19.

“Si no se corrige esto o cambia la curva, no sé qué pasará a lo largo de todo este mes agosto”, aventura Catalán, quien asegura que ya “hay 10 o 12 centros en Zaragoza que están muy tocados”.

Dadas las cifras, no es para menos: la base de datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), actualizada el 5 de agosto, analiza la incidencia acumulada del virus en los últimos 14 días para un total de 405 regiones europeas. La más alta es Aragón, con 690,37.

La siguiente región es la Guayana Francesa, en Sudamérica (413,84). El distrito de Arges, en Valaquia (Rumanía), es la tercera (246,78). Si la comparamos con los países más afectados del mundo, Aragón sigue destacando. Según datos de Sanidad, esta comunidad alcanza la cifra de 503,68, que duplica a Estados Unidos (237,1) y casi a Brasil (274,2), las dos naciones con más casos.

Últimos datos: La estabilización

“Yo creo que no es cuestión de echarle la culpa a los demás, alguna tendrán también los responsables sanitarios. No digo que el 100%”, lamenta Catalán. Si bien se ha observado una relajación excesiva en algunos grupos sociales, argumenta, no es menos cierto que las autoridades “podrían haber previsto la realización de pruebas” a los temporeros antes de que surgieran los brotes -se cumplen 50 días de la primera gran alerta-, o haber supervisado si las residencias cumplían las condiciones.

El último informe del Instituto de Salud Carlos III, publicado este viernes, confirma la elevada transmisión en Aragón, pero también motivos para la esperanza: “Podríamos estar en una meseta”, señala a este periódico José Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública. No hay un claro descenso, pero sí una estabilización, ante el endurecimiento de las medidas de prevención en las últimas semanas.

Pero quedan retos formidables. El primero es, como recuerda el doctor Ojeda, que “el sistema tiene un tope” y “requiere un esfuerzo permanente de mucha gente que ya estuvo en marzo, abril y mayo jugándose su propia salud”. A lo que se añade que, entre brotes y rebrotes, ya hemos pasado el ecuador del verano.

“Si no tenemos un nivel suficientemente bajo de transmisión, no se debería reanudar la actividad escolar tal y como la teníamos preparada para septiembre. Y eso deberíamos tenerlo planificado”, advierte este experto. Un desafío para todas las regiones, pero mayor en la más castigada.

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