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‘Inmortals Fenyx Rising’, análisis: una vuelta de tuerca a los sandbox a lo Ubi, y que va más allá de ser un ‘Assassin’s’ en versión ligera

'Inmortals Fenyx Rising', análisis: una vuelta de tuerca a los sandbox a lo Ubi, y que va más allá de ser un 'Assassin's' en versión ligera

Una aproximación superficial a ‘Inmortals Fenyx Rising’ puede dar una impresión errónea: la de que es un clon suave del estilo ‘Assassin’s Creed‘. Muchos de los elementos de la saga más popular de Ubi Soft estan aquí, empezando por esa curiosa unificación que están sufriendo muchos de los juegos de la compañía de formato sandbox, que comparten aspectos en los diseños de menús, aproximación a los ritmos internos del género e incluso formas de abordar aspectos del marketing -por citar puntos muy distantes del espectro de creación de un juego-.

Sin embargo, en cuanto se adentra uno en el juego, brotan las diferencias. La primera de ellas está en la clara irreverencia que transpira el título en torno a un tema, la mitología griega, al que en cierto sentido ya se aproximó ‘Assassin’s Creed’ de forma muy distinta en ‘Odyssey’. Tal y como nos contaba Jeffrey Yohalem, jefe de diseño de narrativas en la presentación del juego, “la mitología es algo increíblemente divertido, y en el pasado esto se ha ido rebajando en busca de algo mucho más serio. Le hemos dado una visión más fresca ya que, como sabes, no hay demasiados videojuegos de comedia”.


Y según se avanza en el juego, y a menudo para bien, las diferencias van marcando más y más las distancias con los sandbox al uso, a menudo algo plomizos y pagados de sí mismos. El humor que empapa los diálogos desde el primer momento se transforma en una ligereza que despoja de gravedad la acción y los desafíos: ‘Inmortals Fenyx Rising’ encuentra su identidad, precisamente, en saberse una aventura de resortes firmes y contundentes, de gameplay profundo pero de enfoque colorista y aparentemente banal.

Thierry Dansereau, director artístico, lo recalcaba citando a los clásicos: “hay cierta nostalgia en el juego hacia las mecánicas de principios de los dosmiles, juegos como los de Jak and Daxter que eran de mundo abierto pero con un montón de elementos distintos, donde tienes puzles, plataformas y combate, y queríamos volver a ello”. Este batiburrillo, que a menudo desequilibra a juegos donde las misiones conllevan días de trabajo, o alejan de forma excesiva a los jugadores de las tramas principales, está mejor enfocado en ‘Inmortals Fenyx Rising’, y eso es gracias a que absolutamente todo lo que sucede se focaliza en unos pocos pilares: exploración, puzles y combate.

Divinas peripecias en la Antigua Grecia

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‘Inmortals Fenyx Rising’ cuenta la historia de Fenyx, una humana o humano (aspecto, sexo y demás características cosméticas que no influyen en la aventura quedan a elección del jugador) que tiene que poner todo su ingenio y destreza al servicio de los dioses de la mitología griega. El monstruoso Tifón ha transformado a éstos en criaturas que no recuerdan su pasado como majestuosos líderes de Grecia, y la tarea del jugador consiste en encontrarlos, devolverles sus poderes y aniquilar a Tifón.

Para ello deberá ir descubriendo porciones del mapa, cada una adjudicada a un dios, encaramándose a titánicas estatuas gigantes que los representan, desde donde oteará a vista de pájaro distintas pruebas y desafíos que le permitirán ir progresando en la historia. Podrá volver ocasionalmente a la Residencia de los Dioses, donde mejorará sus características y poderes para enfrentarse a enemigos y héroes contaminados cada vez más poderosos. Y bajará al Tártaro a resolver pruebas de ingenio que le permitirán acceder a los rayos de Zeus con los que derrotar a Tifón.

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Todo esto lo resolverá, como hemos dicho, a base de escudriñar el escenario en busca de misiones secundarias (más bien pequeños retos que pueden ser arenas de combate, desafíos de ingenio o habilidad para abrir nuevas zonas -normalmente grandes construcciones- o puertas hacia el Tártaro, donde se encuentran los mencionados puzles con los que se obtienen, entre otras cosas, rayos de Zeus). A veces estas misiones estarán entrelazadas con la historia principal, que a menudo sigue una estructura común en el territorio de cada Dios liberado.

Esto es, y aunque el orden no es absolutamente rígido: Fenyx se encarama a una estatua desde donde otea todo el terreno, localiza al dios transformado, cumple alguna misión o grupo de misiones (a menudo de búsqueda de objetos o resolución de puzles) y se enfrenta a un héroe convertido en villano, como Hércules o Aquiles. Y vuelta a empezar hasta reunir a todos los dioses y afrontar el tramo final de la aventura.

‘Inmortals Fenyx Rising’ no complica este esquema principal, aunque a veces hay que ingeniárselas para superar pruebas que nos superan, al más puro estilo sandbox. Por ejemplo, a veces hay que posponer el enfrentamiento con los héroes hasta que adquiramos la fuerza suficiente, y eso solo se consigue solucionando pruebas secundarias, farmeando una chispa y acudiendo a la maquinaria divina del Hogar de los Dioses para subir de nivel, en un formato simpático, asequible y rápido de las mecánicas roleras, también muy en la línea de los últimos sandbox de Ubi.

En ‘Inmortals Fenyx Rising’ están sorprendentemente bien equilibrados las distintas mecánicas de juego y los hallazgos estéticos.

Esta aparente simplicidad esconde en realidad registros estéticos y mecánicos muy bien estudiados para convertir ‘Inmortals Fenyx Rising’ en una aventura donde están sorprendentemente bien equilibrados (sorprendente por su aparente falta de ambición) los registros mecánicos y los hallazgos estéticos. Por ejemplo, la exploración puede llevarse a cabo a menudo planeando con las alas de Ícaro, lanzándose desde zonas altas, lo que es una bienvenida variante con la mecánica típica de los Assassin’s de escalar a una estructura elevada para conquistar una zona.

Nos cuenta Yohalem que “es una forma de emparejar la mitología con una forma de movimiento transversal en el que nos queríamos focalizar”. Y es cierto, el vuelo es uno de esos hallazgos sorprendentes donde estética y mecánica encajan perfectamente: transmite el aire grandioso de una historia mitológica, que permite contemplar a vista de pájaro un escenario evocador y con decenas de sitios atractivos que visitar (abiertos desde el primer momento). Y al mismo tiempo da sentido a la exploración, que pese a que no hay vehículos (sí monturas, que se pueden ir amaestrando en el transcurso de la aventura) nunca se hace lenta o pesada.

Eso se debe a a que el mapa no es extraordinariamente extenso, pero también a que la exploración es más reflexiva que en otros juegos: el medidor de resistencia es tan importante como el de salud, y antes de afrontar una escalada o de intentar sortear una zona hay que tener en cuenta nuestra equipación, resistencia, etc., de nuevo conectando con una forma sencilla e intuitiva de entender el género RPG y su gestión de inventario. Como acertadamente observa Yohalem, la exploración “cambia cómo miras al mundo, y trae un montón de nuevos elementos a la exploración”.

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Está exploración está íntimamente ligada a los puzles, que ‘Inmortals Fenyx Rising’ tiene en abundancia, mucha más que en dos ‘Assassin’s’ como ‘Syndicate’ u ‘Odyssey’, que ya venían con unos cuantos. Los hay de todo tipo (habilidad, raciocinio puro, plataformeros, de perspectivas, de físicas y bloques) y de todas las dificultades, y acaban convirtiéndose en el auténtico núcleo de la aventura, por encima de los combates. Son divertidos y desafiantes, y aunque a veces el Tártaro, donde se ambientan la mayoría, es un escenario repetitivo, siempre encuentra la forma de desafiar al jugador.

Finalmente, los combates. Basados en esquivar y vencer a los enemigos con ingenio y agilidad, se basan en un sistema sencillo de golpes fuertes/lentos y débiles/rápidos, en el manejo del bloqueo, y poco más. Por supuesto, se pueden desbloquear nuevos combos y armas, y hay ideas muy bien integradas (el manejo del arco y de lanzamiento de objetos), aunque en general en los combates convencionales es la parte menos lucida y más repetitiva del juego. Los enfrentamientos con jefes son ya otro cantar, bastante duros y que exigen paciencia e ingenio.

‘Inmortals Fenyx Rising’: la opinión de Xataka

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Todo ello está condimentado con el mencionado sentido del humor que viene, sobre todo, de parte de los narradores de la historia, Zeus y Prometeo, una pareja cómica tradicional con golpes de humor ciertamente brillantes y basados muy a menudo en el anacronismo y la irreverencia. Pero también en el conocimiento profundo de la mitología griega: aunque no es necesario para disfrutar del juego, quienes estén al tanto de las locas, locas andanzas de los dioses y héroes de la Antigua Grecia recibirán una buena ración de guiños y comentarios con mala uva sobre los protagonistas de las leyendas.

Se trata de un simpático extra que redondea un juego que supone un considerable alivio con respecto a los más plomizos y serios ‘Watch Dogs: Legion‘ (que también tenía humor, pero sepultado bajo las mecánicas agotadoras de siempre) y ‘Assassin’s Creed’. Aquí todo se enmarca en una aventura jocosamente juvenil e inmadura, lo que por suerte contagia también a unas mecánicas que te tienen desbloqueando zonas, consiguiendo equipo haciendo puzles y venciendo a monstruos nada más arrancar.

Una sorpresa, pues, y un agradable respiro para las mecánicas de sandbox de Ubi Soft. Con el bienvenido recurso de los puzles, que nos transporta a tiempos jugables más sencillos y coloristas, ‘Inmortals Fenyx Rising’ es una potente alternativa a la seriedad autoimpuesta por juegos que, entre dramas e historias de gente muy sufridora, se ha olvidado de qué es lo que constituye la auténtica diversión.


La noticia

‘Inmortals Fenyx Rising’, análisis: una vuelta de tuerca a los sandbox a lo Ubi, y que va más allá de ser un ‘Assassin’s’ en versión ligera

fue publicada originalmente en

Xataka

por
John Tones

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