El MIT crea un concepto de avión híbrido que además captura sus propias emisiones contaminantes
El avión parece ser el próximo vehículo a revolucionar después del coche eléctrico y hasta los trenes. Sin embargo no es tarea tan sencilla con la tecnología actual, que hace que sea técnicamente ineficiente. Mientras se encuentran soluciones, el MIT tiene una intermedia: un avión híbrido que además capture parte de sus propias emisiones contaminantes.
Además del dióxido de carbono, uno de los contaminantes producidos por los aviones es el óxido de nitrógeno. Este contaminante dañino es el que también generan por ejemplos los vehículos diesel y el que estuvo en el centro del escándalo de emisiones de Volkswagen hace unos años. Precisamente a raíz de este escándalo a los ingenieros del MIT se les ocurrió la idea de este avión.
El equipo estaba investigando el impacto del gas contaminante en la salud de las personas y se preguntaron si había alguna forma de aplicar las ideas de los coches para reducir estos gases también a los aviones. Han encontrado una solución para el sistema de propulsión de los aviones. Una solución con la que dicen reducir hasta el 95% de las emisiones de óxido de nitrógeno de un avión.
Turbinas en la bodega del avión
El sistema que propone el MIT es de momento un concepto, pero en él podemos cómo funcionaría la idea para que el propio avión capture en la bodega de carga parte de las emisiones que expulsa. La idea principal es poder recoger los gases que emite el avión, y para ello han reposicionado gran parte del los elementos que conforman un avión tradicional.
Las turbinas de los aviones son las que emiten este tipo de gases contaminantes. Actualmente se encuentran junto a las hélices del avión y colocar ahí controlador de emisiones para capturar los gases es realmente imposible. Esto se deba a que se obstaculizaría la propulsión que realizan las hélices junto a la turbina y en consecuencia no permitiría al avión volar a pleno rendimiento.
¿Solución? Llevarse las turbinas a la bodega del avión. Estando ahí las turbinas podrían alimentar un generador de electricidad que a su vez llevaría la corriente a las hélices del motor eléctrico en las alas. Además, los gases que emitirían las turbinas podría ser recogido por un sistema de control de emisiones en la bodega, limpiando así el aire antes de expulsarlo de vuelta a la atmósfera.
Calculan los investigadores del MIT que con esto podrían eliminar el 95% de las emisiones de óxido de nitrógeno de un avión. Además sólo requeriría un 0,6% e consumo extra de combustible por el peso añadido que supondría el cambio de diseño. También remarcan que es mucho más eficiente que un avión totalmente eléctrico donde se requieren baterías espectacularmente grandes en volumen y peso.
De momento los aviones eléctricos que tenemos son pequeños y aún en pruebas o fases de desarrollo. A gran escala y con aviones para decenas de pasajeros aún parece lejos de hacerse realidad, mientras tanto algunas aerolíneas buscan otros métodos para ser carbon neutral.
Vía | MIT
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Cristian Rus
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