El GPS de mi perro ha hecho que salir de casa sea una competición espartana para ganar a otros perros
Soy el orgulloso papá de Thor desde hace poco más de tres meses. Es un husky siberiano de 7 años que fue abandonado por su anterior familia. Tal vez por eso tuve claro desde el principio que no quería que volviese a pasar por algo parecido. No va a perder a su papá si puedo evitarlo. Por eso le compré un GPS para perros.
Lo que no sabía es que un dispositivo con un uso tan concreto iba a abrir la puerta a una especie de competición social por ver qué perro sale más de casa o hace más ejercicio, pero aquí os saluda el número uno en el ranking de Madrid sur:
Sí, Bambi, te miro a ti.
Lo del GPS es solo una excusa
Cuando veo un cartel de perro perdido confieso que no entiendo cómo puede seguir pasando en el año 2021. Un GPS como el de mi perro cuesta poco más de 30 euros y es muy simple: se coloca en el collar y tengo la ubicación en tiempo real de Thor en mi móvil en todo momento. Solo me tengo que preocupar de cargarlo cada varios días, y, cuando toca, me avisa la propia aplicación del dispositivo.
Es cierto que, aparte del GPS, decidí pagar una suscripción de menos de 6 euros al mes para tener la localización por satélite, dado que las que funcionan por bluetooth o por radio tienen un rango limitado, algo que no me parece interesante porque si tu animal se escapa o se pierde puede acabar lejos. Con la localización por satélite del GPS que compré puedo recibir la ubicación en tiempo real de mi perro con actualizaciones cada dos o tres segundos, y, además, es válida en cualquier punto de España y de Europa.
Quizá los 70 euros al año que cuesta este extra sean una barrera de entrada en medio de tanta fatiga por suscripción, pero en estos tres meses de paternidad perruna he tenido que utilizar el GPS una vez, y os aseguro que ya me ha compensado. Aunque fue un momento mucho más divertido para mi perro que para mí o para el gato que perseguía, no quiero ni imaginar cómo habría acabado la anécdota si no hubiera tenido el dispositivo para ayudarme.
Hay unas cuantas marcas de GPS para perros en el mercado (Tractive, Whistle, Pawfit, Fitbark, Petfon, Weenect, Findster, Fi…), pero el gran obstáculo al que se enfrentan es precisamente que la gente no sabe que existen estos productos. Yo mismo respondo por la calle a menudo a la pregunta “¿y eso que lleva puesto qué es, un collar de adiestramiento?”. “No, es un GPS”, contesto ante la cara atónita y de inmediata aprobación de la otra persona, que, si tiene perro, suele preguntar dónde puede comprarlo.
En efecto, hablando con Michael Hurnaus, CEO de Tractive, el fabricante del GPS de mi perro, me reconoció este problema: “la categoría de wearables de mascotas es todavía muy nueva y el mayor desafío de todas las empresas relevantes en este campo es que 9 de cada 10 dueños de perros desconocen esta categoría de producto”.
A pesar de ello, Tractive afirma tener 350.000 usuarios activos al mes entre perros y gatos (sí, también tienen GPS para gatos), y la empresa, fundada en 2012 y con sede en Austria, reporta un crecimiento de un 50% interanual en 2020 y una plantilla de más de 100 trabajadores.
¿Todo esto por vender GPS para perros? La realidad es que este cacharro es más que un localizador.
Su gran arma secreta: un “Cierra tus anillos” canino
Aunque al principio estuve curioseando la aplicación del GPS en el móvil, no le di mucha más importancia a todo lo que vi. Solo quería asegurarme de que funcionaba bien y estar tranquilo. Durante la configuración inicial, la aplicación te pide que establezcas un objetivo de actividad para tu perro como el que hace cualquier otra app de monitorización (de humanos). Ahí te ofrece una recomendación teniendo en cuenta la raza, peso, edad y el nivel de actividad medio de otros perros de la misma raza que usan Tractive, así que me fie y acepté. “Lo revisaré de vez en cuando por curiosidad”, pensé.
Pero, claro, a los pocos días de estar usando el dispositivo, me salta esta notificación en la aplicación:
“¡Toma ya!”, celebré. Esos mil minutos de actividad son casi 17 horas y lo conseguí justo una semana después de haber adoptado a Thor.
Luego fueron llegando las felicitaciones por conseguir 3000 minutos activos, 5000 minutos activos… y también otros mensajes motivadores como este:
En todas y cada una de estas palmaditas en el hombro virtuales aparecía el botón de compartir. Yo no soy de alardear con estas cosas y las ignoraba, pero lo cierto es que estos mensajes sí me provocaron inconscientemente que entrara cada vez más a la aplicación, sobre todo para ver este círculo:
Si estaba en verde, me sentía bien. “Soy buen padre, he cumplido”, pensaba. Si el círculo estaba en azul quiere decir que todavía quedaba tiempo hasta alcanzar el objetivo de actividad diario.
¿Qué haces entonces? Si estás fuera de casa, avanzas un poco más en el parque, te entretienes en vez de volver directo. Lo más gracioso es cuando estás en la comodidad de tu casa, acabas de volver del paseo nocturno y ves el circulito en azul, como me pasó este día:
“¿Ocho minutos? ¡Por ocho minutos esto no se queda así!”. Efectivamente, salí de nuevo por la puerta de casa ante la sorpresa de mi perro, que, por supuesto, no protestó. Creo recordar que quedaban unos 15 minutos para medianoche, así que cumplí por los pelos. Me prometí entonces que miraría siempre la aplicación antes de volver a casa para poder calcular mejor si era necesario.
De repente me vi envuelto en la inercia del “Cierra tus anillos” de Apple pero con un GPS para perros. El psicólogo Francisco Tabernero explica que esto que yo sentí se basa en el refuerzo negativo:
“Es refuerzo porque también provoca que la conducta se repita, pero es negativo porque aquí no obtenemos una recompensa a cambio de una conducta, sino que lo que conseguimos es evitar algo desagradable. En este caso, cuando vemos un círculo sin completar, nos invadirán unos pensamientos de autocrítica que nos dirán algo como que hoy no lo hemos hecho bien, y para evitar el malestar que produciría esa frustración, realizamos la conducta”.
Según Francisco, el refuerzo negativo tiende a perder efectividad en el largo plazo porque “es como si un día comes tu comida favorita, pero si la comes durante siete días seguidos, la odiarás; esto se llama habituación, la respuesta de satisfacción disminuirá y la conducta se dejará de hacer”.
Sin embargo, la técnica contraria, el refuerzo positivo, aquella que premia al usuario siempre tras la realización de una conducta, también se utiliza en la aplicación del GPS de mi perro. Los mensajes de “felicidades” y las medallas asociadas a ellos son un claro ejemplo. Tabernero explica cómo funciona el refuerzo positivo:
“Esto se usa en la educación de los niños, en los colegios, para adiestrar una mascota, etc. Estas aplicaciones tienen un programa de refuerzo de intervalo fijo. Eso quiere decir que cada 10000 pasos, por ejemplo, te sale una pantalla con colores llamativos y una frase de recompensa. Si quieres otra recompensa ya sabes que tienes que completar otros 10000 pasos”.
También están los programas de refuerzo de intervalo variable, muy utilizados en videojuegos, en los que se premia una conducta sin un patrón fijo: “el usuario nunca sabe cuándo va a recibir un premio, por lo que se fomenta la conducta deseada de modo permanente”, afirma el psicólogo.
Con todo esto, entonces llegó el remate: los rankings.
Todo por mi perro
Creo que Thor vive mejor que yo. No quiero que le falte de nada y por eso, aparte del citado GPS, no escatimo en comida de calidad sin cereales, juguetes, una cámara para vigilar que todo está bien las pocas veces que se queda solo en casa, arneses y collares adecuados, una cama casi más cómoda que la mía, un buen cepillo para cuidar de su pelo, etc.
Aplico esa misma filosofía a su estilo de vida. No me conformo con salir al parque de abajo y llegar hasta la esquina para que haga sus cosas. Además de que es un husky y necesita más actividad que otras razas quizá más “caseras”, quiero que esté en buena forma física y que se relacione con otros perros.
Estaba absolutamente concienciado de todo esto, y aunque tengo fuerza de voluntad, las salidas nocturnas en pleno invierno madrileño o los días de lluvia o viento no son precisamente un motivador natural para salir de casa. Pero hay que hacerlo.
Reconozco que el hábito de consultar los minutos activos en la aplicación del GPS ya me estaban sirviendo de impulso, pero cuando me fijé en el apartado de “Ranking” dentro de la aplicación, la cosa cambió.
Tractive usa cuatro tipos de ranking: mundial (con una clasificación canina de todos los usuarios del mundo), por raza (con el top de perros que usan la aplicación por raza), local (con los 50 perros más cercanos al tuyo, aunque no nos han especificado cómo de cerca) y amigos (solo te muestra la clasificación de usuarios que agregues como amigos). En todos y cada uno de ellos puedes ver una breve ficha del perro en cuestión con su nombre, una pequeña foto, sus minutos activos acumulados en lo que va de mes, edad, raza y sexo. Además, aparece el botón de agregar como amigo:
Agregar como amigo solo sirve para enviar una solicitud y, en el caso de que la otra persona te acepte, te aparecerá en el ranking de amigos y podrás ver ahí todos sus datos de actividad. No hay ningún tipo de opción de chat, de localización ni datos sobre el dueño, aunque el CEO de Tractive me dijo que están preparando más novedades sociales en este campo.
Una de ellas es que incluirán una especie de sistema de puntuación media para cada perro: “Pronto permitiremos a los clientes que hagan un benchmark de su perro (basado en edad, raza, etc.) en comparación con otros perros similares para que sus padres perrunos puedan comparar sus niveles de actividad”, me dijo Michael Hurnaus, así que me veo pronto viendo que Thor tiene una nota de 7,5 y que uno de sus “rivales” tiene un 8. Lo que me faltaba.
El psicólogo Francisco Tabernero explica que los rankings son justo una herramienta para fomentar la competición entre los usuarios:
“Te van meter rankings, posibilidad de compartir, etc. para alimentar la necesidad de competición. Según las teorías de la evolución, el hombre es competitivo por naturaleza, porque en la época de nuestros antepasados los recursos eran limitados. Para sobrevivir había que competir por ellos. Por lo tanto, aquellos que genéticamente habían salido con mayor gusto por la competición solían tener más éxito, se reproducían más y transmitían sus genes competitivos, mientras que los no competitivos se extinguían”.
Tras examinar cada ranking un poco más detenidamente, en mi mente el “mundial” y el de “raza” quedaron como aspiracionales y, sobre todo, como algo lejano. No veía cómo podía competir contra un husky que vive en la otra punta del mundo, que le saca muchísimos minutos activos a Thor y que igual vive en medio de la estepa rusa y no en un piso en Madrid. Sin embargo, el ranking local era el que cada vez me despertaba más interés. De hecho, en cada paseo empecé a fijarme en los otros perros por si era alguno de los que aparecían en el ranking.
Aunque tengo la sospecha de haber identificado a varios de los perros que aparecen en mi ranking local, se activó en mí un mecanismo competitivo. Esto en Tractive lo saben. Según su CEO:
“Tenemos algunos usuarios muy competitivos, sí. Sin embargo, nuestro principal interés y el de nuestros usuarios es ofrecer a nuestros perros la cantidad apropiada de ejercicio y descanso. Comparando la actividad de tu perro con la de otros, nuestros usuarios consiguen información valiosa y obtienen recomendaciones. Dicho esto, en un mundo donde más del 50% de los perros tienen sobrepeso u obesidad, todo lo que ayude a que tengamos perros más sanos es un añadido bienvenido”.
Lo cierto es que entre los anillos, las felicitaciones y los rankings, llegué a conseguir la medalla de 25 días consecutivos cumpliendo un objetivo de actividad diario de 140 minutos. Me siento especialmente orgulloso porque en esos 25 días ha habido una nevada histórica:
… lluvia:
… y niebla:
Aunque luego el descanso del guerrero lo compensa todo. Y esto no hay aplicación que lo emule:
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La noticia
El GPS de mi perro ha hecho que salir de casa sea una competición espartana para ganar a otros perros
fue publicada originalmente en
Xataka
por
César Muela
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