Consumismo y Mala Gestión del Apego Material
Estos días de confinamiento en casa seguro han hecho que valoremos ciertas cosas inmateriales y darnos cuenta de que alguna vez hemos sentido felicidad por ciertos objetos materiales. Lo que más deseamos en estos momentos es volver a salir a la calle y abrazar a los nuestros. Todos sufrimos de apego material, ya que en mayor o menor medida, hemos establecido vínculos muy cercanos con cosas.
Apego Material
El apego a los objetos materiales, de cualquier tipo, desde papeles, muñecos, ropa, zapatos, bolsos, lociones, películas, música, libros, cuadros, enseres, entre muchas otras cosas puede llegar a ser un problema Psicológico.
Es una vinculación emocional e intensa hacia un objeto. Se considera que poseer ese objeto aporta seguridad o felicidad, pero en realidad lo que esta provocando es lo contrario: dependencia y esclavitud.
La combinación del consumismo y la mala gestión del apego material están ocasionando problemas de acumulación en la mayoría de hogares. Por eso, es importante realizar cambios de armario, de esta forma, nos desharemos de la ropa que ya no nos guste, no nos sirva o esté estropeada.
Aunque no nos demos cuenta de ello, relacionamos los objetos materiales que vamos adquiriendo con metas alcanzadas y felicidad cuando realmente utilizamos las cosas materiales como un medio para alcanzar otros objetivos: éxito, comodidad, sentimiento de pertenencia.
El apego material está relacionado con un vacío en nuestro interior. Queremos, inconscientemente, sustituir y llenar esas carencias (que quizás desconozcamos) con cosas materiales. Y esto, claro, no soluciona nuestros problemas.
La única solución es liberarnos de cosas que ya no usamos ni necesitamos para poder dejar entrar en nuestra vida otras nuevas. Soltar es un ejercicio que deberíamos practicar más a menudo porque nos ayuda a conocernos mejor, a tomar decisiones y a limpiar nuestra casa y nuestro interior; también nos obliga al cambio para adaptarnos al presente mirando al futuro.
¿Cómo empezar a soltar ?
Ser consciente de que existe un apego de que muchas de las cosas que tienes no las necesitas. Puedes hacer una lista de tus posesiones y poner en un lado las que necesitas para vivir y en el otro las que no. De las que no necesitas, hacer de nuevo dos listas: las que te dan felicidad o satisfacción y las que no.
Las que están en la segunda lista de no satisfacción ni necesidad, las puedes eliminar. Puedes tirarlas si son inservibles, regalarlas o donarlas. Si algo no te sirve pero tiene un valor sentimental, puedes hacerle una foto y guardarlo en una carpeta en tu computadora que se llame recuerdos o algo similar. Cuando quieras evocar ese recuerdo puedes mirar la foto.
Vuelve a revisar la otra lista y piensa en las cosas de las que realmente podrías prescindir. Igual puedes valorar del 1 al 10, en donde 1 es mínima seguridad y 10 máxima y deshacerte de las que no lleguen al 5. Si tienes muchas dudas, puedes ponerlas en una caja durante seis meses. Si no las has necesitado ni te has acordado de ellas en ese tiempo, es que realmente no te hacen falta.
Ponte alguna norma estricta para comprar cosas nuevas. Por ejemplo, para comprar alguna prenda nueva de ropa obligarnos a tirar dos viejas. Si entra una tienen que salir dos. Así se pone freno al capricho y a la tendencia a acumular.
Trabaja en el deseo de volver a adquirir cosas. Antes de comprar algo nuevo, califica del 1 a al 10 cuanto lo necesitas. Si no pasa de 7 es que no lo necesitas. Y ponte una regla para las compras: si son de poco valor, una espera de 15 días. Si son de mucho valor como mínimo una espera de 1 mes. Si pasado ese tiempo sigues pensando que lo necesitas, entonces cómpralo.
No llenes tu vida de objetos inútiles ni bases tu seguridad en ellos. Permítete vivir más ligero y a la vez más libre. Y deja ese espacio para que tu verdadera esencia pueda manifestarse.
Te dejo la siguiente reflexión
“Se cuenta que un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, en Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno únicamente de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
– ¿Dónde están sus muebles? -preguntó el turista.
– ¿Y dónde están los suyos…? -respondió rápidamente el sabio
– ¿Los míos? -se sorprendió el turista- …¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!-
– Yo también… -concluyó el sabio-. La vida en la tierra es solamente temporal… Sin embargo, algunos viven acaparando como si fueran a quedarse aquí eternamente.”
Fuente: https://www.telva.com/estilo-vida/2020/03/23/5e78e33b02136eb5b58b4619.html