Bosch ha creado un sensor para que futuros wearables adivinen o “aprendan” casi cualquier tipo de ejercicio tirando de AI
A Bosch lo podemos tener como uno de los principales fabricantes de electrodomésticos, pero sus incursiones, como aquí hemos visto en ocasiones, van más allá. Además de coches autónomos con LIDAR o un proyector para gafas inteligentes, ahora lo intentan en terreno fitness con un sensor con inteligencia artificial para la detección de actividades deportivas.
Uno de los aspectos que nos paramos a revisar cuando analizamos pulseras cuantificadoras o smartwatches (sobre todo los más enfocados al deporte) es qué tipo de actividades registra y si lo hacen bien. En ocasiones nos encontramos con programas de registro idénticos para ejercicios distintos o bien que se englobe cualquier ejercicio de tonificación o fuerza independientemente del grupo muscular que se trabaje, y lo que nos muestran con este sensor es la posibilidad de una detección más precisa y automática.
Diferenciar entre curl, press y el movimiento que sea
Explica Bosch que el BHI260AP (que así es como se llama) tiene varias funciones, entre las que se encuentran la navegación, estimación de la orientación, los análisis de machine learning y el registro de actividades. A nivel de hardware incluye un microcontrolador de 32 bits y un sensor integrado IMU que combina un acelerómetro de tres ejes y un giroscopio de 3 ejes.
Según vemos en el vídeo que han compartido, el chip va asociado con una app propia en el móvil desde la que el usuario inicia la monitorización, sin que especifique previamente antes el ejercicio. Llevando el BHI260AP en la muñeca, Bosch muestra que éste es capaz de distinguir el tipo de ejercicio y realizar el recuento de movimientos.
El BHI260AP trae de serie 15 actividades aprendidas cuyo registro puede ser personalizado con la técnica o estilo del usuario para poder aumentar la precisión. La promesa es que además el usuario tenga un registro más detallado de su actividad, más allá del recuento: que tenga datos de cada movimiento.
Eso sí, no es todo inteligencia artificial lo que facilita su actividad. Lo que también vemos es que el usuario puede “enseñar” al chip una actividad nueva (hasta 50), de modo que en un futuro ésta entre dentro de la detección automática que hace el chip.
Aunque el BHI260AP se asocia a un móvil, su actividad y registro no depende de él y son suficientes los componentes que integra, de manera que los datos tampoco (necesesariamente han de salir a una nube). Y aunque lo que muestran es un prototipo que dista de los diseños que vemos en smartwatches y pulseras de la actualidad, el tamaño del chip permite que pueda integrarse en un wearable (quizás con pantalla si lo llevan más allá).
Sobre esto, aunque por ahora no han confirmado que haya wearables preparados para el chip, está disponible para los desarrolladores y fabricantes interesados para que puedan diseñarse. Así que estaremos atentos a ver qué diseño final queda con él y sobre todo si es tan preciso como promete.
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Bosch ha creado un sensor para que futuros wearables adivinen o “aprendan” casi cualquier tipo de ejercicio tirando de AI
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Anna Martí
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