Aire acondicionado, aviones y COVID-19: qué sabemos sobre el SARS-CoV-2 y la ventilación
En plena ola de calor, la pandemia de COVID-19 sigue en apogeo. La inquietud podría hacernos mirar con desconfianza hacia el aparato de aire acondicionado pero, ¿hay razones para ello? ¿Se transmite el SARS-CoV-2 por la ventilación?
Inmersos en el debate de si el coronavirus se transmite a través del aire o solo por gotículas, esta cuestión es especialmente relevante en estos meses cálidos, al igual que lo será en los más fríos. Esto es lo que sabemos al respecto.
¿Se transmite el SARS-CoV-2 mediante el aire acondicionado?
Si le preguntamos a la OMS, esta nos contestará que no hay evidencias de que el coronavirus pueda ser “absorbido” por un aparato y dispersado por una corriente de aire. Eso no quita que no pueda ser empujado, aunque tampoco hay muchas evidencias al respecto. Sin embargo, sí que existe un caso, que está sirviendo para cuestionar muchos de los conocimientos que tenemos.
Dicho caso es el de un restaurante de Guangzhou en el que dos personas contagiaron, en enero de este año, a otras tres familias que se encontraban en la trayectoria del aire acondicionado. Sin embargo, no infectaron a nadie más. Este ejemplo ha servido para que muchos expertos exijan replantear los conceptos de transmisión aérea y cómo encaja el SARS-CoV-2 en todo ello.
Por el momento, la OMS recomienda una buena ventilación y un mantenimiento (limpieza) regular. Los sistemas industriales pasan revisiones y mantenimiento periódico, pero los personales también pueden ser higienizados. Aunque no existen evidencias de transmisión del virus a través de estos sistemas de aire acondicionado, la OMS también es muy clara y advierte que es necesaria la precaución, especialmente cuando se comparten estancias.
Sin embargo, por el momento, no hay nada más. Ningún organismo, ni la propia OMS, da más información al respecto. Esto deja cierta sensación de confusión, pero es que, en realidad, todavía sabemos muy poco sobre la capacidad de transmisión del virus, por desgracia.
El aire acondicionado de los aviones
Si el aire acondicionado provoca inquietud, el aire de los aviones genera miedo. No es de extrañar, hablamos de espacios cerrados en los que se supone que no debe haber aberturas externas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La contaminación aérea de los aviones ha sido una cuestión importante desde siempre. La posibilidad de expandir infecciones respiratorias provocadas por bacterias y virus es un problema que se ataja desde que el avión están en tierra.
Allí, las medidas de seguridad del avión hacen que el sistema de aireado esté conectado a los sistemas externos para renovar el aire. Una vez dentro del avión, el flujo de aire va “de arriba” hacia “abajo”, hacia el compartimento de carga. De ahí, en el caso de la recirculación, este aire pasa por filtros HEPA, los cuales, según las compañías aéreas, filtran el SARS-CoV-2 (lo cierto es que pueden detener partículas menores de los 100 nm del virus).
El aseo también está preparado para “sacar” todo el aire potencialmente nocivo por succión. Además de todo lo anterior, los aviones tienen sistemas de renovación del aire bastante complicados, en los que se utiliza una derivación de aire del motor. Este se comprime, se mezcla, se calienta y se elimina cualquier rastro de impurezas mediante los filtros, llevándose también por delante la humedad.
El peligro de los aviones, sin embargo, podría encontrarse en la posibilidad de que los aerosoles se mantengan en la cabina, con carga vírica, aunque el flujo de aire ayudaría a que esto no ocurriese, por lo que solo las superficies serían verdaderamente peligrosas. Por el momento, tampoco existen evidencias concretas sobre el coronavirus, aunque es bastante probable que los aviones se encuentren entre los medios más seguros para viajar.
Precauciones y prevención para evitar riesgos innecesarios
¿Cómo vamos a prevenir los contagios si no somos capaces de entender del todo la transmisión? Ante la incertidumbre, lo mejor (o lo único) que podemos hacer es mantener unas buenas prácticas de prevención que eviten el peligro. Así, reuniendo algunas de las recomendaciones e interpretaciones sobre lo que sabemos hasta la fecha, podemos decir:
- Es imprescindible mantener la distancia social. Esto es especialmente así si hay un flujo de aire en movimiento. En tal caso, es crucial mantener la mascarilla y la precaución a la hora de tocar las cosas o tocarnos.
- Mejor usar la ventilación directa que utilizar el aire acondicionado, siempre que sea posible. A no ser que el aire cuente con algún filtro especial (algo que no es normal), un flujo de aire externo es más seguro. En primer lugar, porque será aire limpio, ya que es casi imposible que los aerosoles entren desde la calle. En segundo, porque las gotículas suspendidas suelen aguantar menos tiempo con el calor, evaporándose antes.
- En el caso del aire acondicionado, es conveniente, como advertía la OMS, mantener una higiene adecuada, lo que supone cambiar los filtros y limpiar los conductos.
- Es conveniente prescindir de los sistemas centralizados, utilizando aire acondicionado independiente, de manera que, en caso de transmisión, no llegue a todas partes.
- Por último, en el caso de que sea posible elegir, es mejor utilizar aire acondicionado con renovación, evitando la recirculación (como en un coche, por ejemplo), de manera que nos aseguremos que el virus no recircula junto con el aire.
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La noticia
Aire acondicionado, aviones y COVID-19: qué sabemos sobre el SARS-CoV-2 y la ventilación
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Xataka
por
Santiago Campillo
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