Qué significa realmente que la vacuna contra el COVID-19 de Moderna tiene “una eficacia de casi el 95%”, según los primeros datos del ensayo clínico
Cuando Pfizer anunció el 9 de noviembre que su vacuna había alcanzado “una eficacia de más del 90%” según los primeros datos del ensayo clínico que estaban realizando, estaba dando el pistoletazo de salida a un desfile de empresas y desarrolladores sacando pecho por los buenos resultados de su vacuna. Y así ha sido: hoy, una de sus grandes competidoras, la vacuna de Moderna y el NIH norteamericano acaba de anunciar que tiene casi un 95% de eficacia, según los primeros análisis.
En este caso, los investigadores han analizado los 95 primeros infectados de COVID entre los más de 30.000 participantes de su estudio y han descubierto que 90 de ellos habían recibido el placebo y solo cinco habían sido vacunados por la vacuna. Esto, siempre según los datos de la compañía, daría un 94,5% de eficacia en los dos primeros meses tras la vacunación. Además, de los 11 casos graves que han encontrado, ninguno había recibido la vacuna.
Evidentemente, como en el caso de Pfizer, estos resultados son muy preliminares y no están publicados, ni revisados de forma independiente. Es decir, no parece sensato concentrar nuestras esperanzas en un juego de anuncios que, a menudo, tiene más que ver con la estrategia comercial y financiera de las distintas compañías que con un proceso de desarrollo normal de las vacunas.
¿Qué significa realmente que la vacuna tiene un 94,5% de eficacia?
Como en el caso de la vacuna de Pfizer, a lo largo de los ensayos clínicos de Fase III, las compañías realizan unos controles periódicos para comprobar que todo está en orden. Se estudian muchas cosas, desde los casos COVID que se dan entre los participantes del estudio a otro tipo de enfermedades (relacionadas o no) que puedan desarrollar éstos. Son estos análisis provisionales los que han utilizado las distintas compañías para adelantar resultados.
En este sentido, Moderna también ha comentado algunas cuestiones más. Por ejemplo, el comunicado explica que no hay grandes preocupaciones de seguridad. Eso sí, los efectos secundarios como la fatiga, el dolor muscular, el dolor de cabeza y el malestar general llegaron a afectar en algunos casos a una de cada diez personas. Aunque, de nuevo según la información que han hecho pública, fueron “generalmente de corta duración”.
Como decíamos hace unos días, si estos resultados se confirman, la gran noticia que se esconde detrás de ellos es que los buenos resultados nos permiten ser optimistas con respecto al potencial del enfoque que comparten todas estas vacunas. Independientemente de cuán sea la que mejores resultados presente, significaría que estamos en el buen camino y un paso más cerca de obtener una vacuna segura y eficaz.
Imagen | Patrick Boulen Sanofi Pasteu
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Qué significa realmente que la vacuna contra el COVID-19 de Moderna tiene “una eficacia de casi el 95%”, según los primeros datos del ensayo clínico
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Xataka
por
Javier Jiménez
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